martes, 15 de mayo de 2012

LAS ANCLAS SON PARA LOS BARCOS, NO PARA LOS HOMBRES


Un amor atado es un amor que no fluye y por lo tanto susceptible de morir.
El amor es una energía que requiere vibrar y recorrer el mundo; no nace para estar estancado a los miedos de quienes lo sienten; tu oportunidad de estar con ese hombre que te ama es única e irrepetible, no nubles tu cielo. Ama. Si sientes miedo no estás amando; estás enfocando tu energía en el miedo y eso mismo creas para tu vida. Disfruta tu momento, el sabor del encuentro.
Vive cada día con fluidez emocional, despréndete de las situaciones que sólo te esclavizan, la libertad es el estado más ambicioso y de paz  que puedes anhelar.
El amor es para sentirse y no para sufrirse. Cuando sufres no estás amando, estás parada en el miedo, aunque resulte extraño leer lo que escribo, y difícil de entender, es cierto. Cuando tenemos miedo no estamos amando, estamos teniendo miedo. El amor y el miedo no van de la mano, se excluyen uno al otro.

LAS MUJERES NOS ENAMORAMOS CON TODO

Las mujeres solemos enamorarnos de los pies a la cabeza, de este a oeste, y de norte a sur, con todos los huesos, la piel, los sentidos; con todo lo bello, con lo que evitamos ver; profundamente y muchas veces loca y ciegamente.
No sé si este enamoramiento es un atributo o un error; cada quién lo sabrá según sus propios resultados… pero ahora concentrémonos en aquella famosa frase que tantas veces tus labios han pronunciado: “te necesito para vivir” o simplemente, “te necesito”.
¿Cuántas veces lo has dicho? Tal vez muchas. Y una y otra vez, “te necesito”. Pronunciamos las palabras sin tomar conciencia de los mundos que creamos con ellas, aceptamos que el lenguaje es sólo palabras, y que a las palabras se las lleva el viento, pero atención: las graba el inconsciente.