domingo, 20 de mayo de 2012

LIMPIEMOS NUESTRO CORAZÓN


Hoy empecé limpiando mis papeles y notas, tirando las cosas que no me sirven pero que guardaba quién sabe por qué, cosas de las que me costaba deshacerme pese aparentemente no me aportaban nada.  Finalmente me animé a tirarlas y pensando en ello me di cuenta que con nuestra mente y corazón nos ocurre lo mismo.
Siempre estamos guardando muchas cosas en nuestro corazón, cosas como el daño que una vez nos hicieron, las veces que tuvimos que recoger los pedazos de nuestro corazón, motivos de lágrimas que mojaron nuestra almohada, noches de insomnio por no poder resolver tareas pendientes, y todo malos sentimientos que guardamos dentro de nosotras mismas… A lo largo de la vida acumulamos innumerables cosas innecesarias o que incluso llegan a ser perjudiciales para nosotras, cosas que no nos dejan ver la luz. Nuestra vida podría llegar a ser mejor si sacamos de ella esas cosas que acumulamos y sólo estorban.
La vida está llena de experiencias y vivencias, tanto positivas como negativas. En nuestro corazón se aloja todo cuanto vivimos con pasión, lo bueno y lo malo. A veces las cosas malas que nos han pasado ocupan demasiado sitio en nuestro corazón.
Pero hay esperanza, pues al igual que en nuestros hogares, la limpieza y el orden es posible, y nuestro corazón también requiere de dicho cuidado. Si aprendemos a desechar lo malo podremos disfrutar al fin de cada día que vivimos.

A PESAR DE TENER PAREJA, A VECES NOS SENTIMOS SOLAS.


Nadie quiere sentirse sola, es horrible, y cuando surge la oportunidad de un encuentro o una aventura, nos surge la duda: “¿Será tan malo un pequeño encuentro que me ayude a soportar más esta soledad que siento?”
En pareja, en matrimonio… pero sintiéndonos solas.
A veces las mujeres solemos sentirnos solas, inquietas, o abandonadas por nuestras parejas. El paso del tiempo, la rutina, la cotidianidad de la cama; los hijos, los problemas económicos, los enredos familiares, las cuestiones labores y un mundo de complicaciones nos aleja de nuestras vidas; de nuestros deseos y fantasías de romance.
Y de vez en cuando llega a nuestras mentes la posibilidad de conocer a alguien, encontrarnos a la vuelta de esquina a ese hombre que nos mire como si fuéramos únicas, y nos haga sentir radiantes, hermosas, femeninas, tiernas y cálidas.