sábado, 7 de julio de 2012

LA FALTA DE FE



“Pedid a Dios todos los días que aumente vuestra fe, y la esperanza y caridad que descuidáis también; pero sobretodo la fe, pues con la fe florece la humildad y las cositas malas que guardáis en el corazón se vencen con mayor facilidad.”
Tenemos muchísimos problemas en la vida, tantos que recurrimos a todos buscando ayuda… ¿pero se han dado cuenta de que olvidamos recurrir al más importante de todos?
Dios es nuestro mejor amigo, aquel con quien podemos hablar de cualquier cosa y contarle nuestras cosas, incluso cuando nos esté faltando la fe. Y así es, muchas veces nos falta fe,  dudamos mucho, nos cuestionamos a nosotras mismas, y cuestionamos a Dios. ¿Cómo es posible?
Siempre le comento a las personas que me siento culpable porque me falta la fe para muchas cosas de la vida, me fallan las esperanzas, y eso pasa porque no estoy avanzando en la dirección correcta. No estoy pidiendo a Dios del modo que debiera, no hago oraciones como debiese, y además, siempre resulta que nos pasamos el tiempo pidiendo, poco contentas con lo que tenemos… y eso no es bueno.

LA ESENCIA DEL PERDÓN



¿Siempre hay que perdonar? ¿Por qué perdonar a alguien que no merece recibir perdón? ¿Hay que perdonar?
El perdón es algo que se debe ofrecer libre y voluntariamente, pero perdonar no sólo le hace bien a quien recibe el perdón, el perdón es especialmente bueno para quien es capaz de dejar atrás los rencores del pasado…
Hace unos días escuchaba a alguien hablar acerca del perdón, según su opinión, no hay porqué perdonar a todas las personas que nos lastiman, ya que ello sólo representa una carga moral que nuestra sociedad nos ha autoimpuesto. Que esa necesidad de perdonar nos “lava el cerebro” y que, nosotras mismas, como dueñas de nuestros sentimientos, debemos ser libres de perdonar o no.