sábado, 15 de diciembre de 2012

LOS RECUERDOS EN NAVIDAD


La época de Navidad ha llegado nuevamente, las decoraciones y luces ya han comenzado a alegrar nuestras calles y hogares. Falta poco para la comida navideña en familia, la reunión con nuestros seres amados, pero alguien faltará.
Faltarán esos seres queridos que se nos han adelantado en el viaje sin retorno, su vacío se hará más profundo en estas fechas, les extrañaremos, nos faltarán sus bromas, risas y palabras. Su ausencia se nos hará más intensa en esta época de recuerdos y de reflexión.
Para quienes hemos perdido a un ser querido la Navidad nos provoca una mezcla de sentimientos de alegría, tristeza y nostalgia porque el duelo es un sentimiento que aunque se supera provoca dolor, alguna lágrima mezclada con sonrisas. Ahora que estamos próximos a celebrar el nacimiento de Jesús, intentamos estar reunidos en familia, pero el espacio de quien ya no está se nos hace más grande.

PARA DISCUTIR SE NECESITAN DOS



No importa quien haya iniciado una discusión, si nosotras elegimos seguirla, somos igual de responsables a quien la inició.
Evita entrar en discusión, pues así habrás ganado: lograrás restar importancia a la rabia y le habrás dado un lugar al amor, el respeto y la consideración.
No importa que tengamos mil provocaciones en frente, somos mujeres inteligentes: sabemos que en una pelea no hay quien gane, ambas partes pierden.
Las peleas son muy comunes en nuestras vidas: la cotidianidad, un par de palabras que no nos agraden, un acto que nos choque, en fin… Hay muchas cosas que pueden crear en nuestras cabezas un coctel de sentimientos que termine por estallar de la manera menos adecuada, ¿cómo afrontaremos esa situación?
Es difícil mantener la calma…
¿Cómo permanecer inamovibles ante un acontecimiento que nos hiere, nos ofende o nos daña? Todas hemos pasado por la experiencia impulsiva de querer gritar un par de “verdades”, de actuar mal, e incluso, de agredir a alguien. Pero eso no está bien, un momento de ira no puede desdibujar nuestros pacíficos corazones; es difícil mantener la calma, pero bien vale la pena.