viernes, 28 de febrero de 2014

COMPLACEDORES DE GENTE



¿Alguna vez has estado cerca de los complacedores de gente?

Tienden a ser disgustantes. Estar cerca de alguien que se voltea al revés para complacer a otro a menudo es irritante y produce ansiedad. Ser complacedores de la gente es una conducta que podemos haber adoptado para sobrevivir dentro de nuestra familia. Tal vez no fuimos capaces de obtener el amor y la atención que merecíamos.
Quizá no se nos dio permiso para complacernos a nosotros mismos, para confiar en nosotros mismos y para elegir un curso de acción que demostrara autoconfianza.
Podemos ser complacedores de gente, abierta o encubiertamente. Podemos ir por ahí haciendo alharacas, parloteando a mil por hora cuando lo que en realidad estamos diciendo es: " Espero estarte dando gusto". O bien, podemos actuar en forma encubierta, yendo calladamente por la vida, tomando importantes decisiones basadas en el hecho de complacer a los demás.

lunes, 24 de febrero de 2014

RECONOCE LOS SENTIMIENTOS



Experimentar sentimientos puede ser todo un reto si no hemos tenido la experiencia previa o el permiso para hacerlo. Aprender a identificar lo que estamos sintiendo es un reto que podemos superar, pero no nos volveremos expertos de la noche a la mañana. Ni tampoco tenemos por que lidiar perfectamente con nuestros sentimientos.
He aquí algunas ideas que podrían ser útiles mientras aprendes a reconocer tus sentimientos y lidiar con ellos.
Toma una hoja de papel. En la parte superior escribe: "Si estuviera bien sentir lo que estoy sintiendo y nadie me juzgara de bueno o de malo, ¿Que seria lo que estoy sintiendo?". Luego, escribe lo que venga a tu mente. También puedes usar el recurso favorito de mucha gente al descubrir sus sentimientos, escribirlos. Puedes llevar un diario, escribir cartas que no tienes la intención de enviar; o simplemente garabatear tus pensamientos en una libreta para recados.
Mírate y escuchate a ti mismo como lo haría una tercera persona objetiva. Escucha su tono de voz y las palabras que utiliza. ¿Que es lo que escuchas? ¿Tristeza, miedo, ira, felicidad? ¿Qué te está diciendo tu cuerpo? ¿Está tenso y rígido de ira? ¿Muerto de miedo? ¿Cargado de tristeza y de pena? ¿Bailando de gusto?
También ayuda hablar con gente que está en recuperación. Ayuda asistir a las reuniones. Una vez que nos sentimos seguros, muchos descubrimos que nos abrimos de una manera fácil y natural a nuestros sentimientos.

sábado, 22 de febrero de 2014

FIJEMOS NUESTRO PROPIO CURSO


Somos impotentes ante las expectativas que otras personas tienen de nosotros. No podemos controlar lo que los otros quieren, lo que esperan o lo que quieran que hagamos o seamos.
Podemos controlar cómo respondemos a las expectativas de los demás.
Durante el curso de cualquier día, la gente hace demandas acerca de nuestro tiempo, talentos, energía, dinero y emociones. No tenemos por qué decir sí a cada una de sus peticiones. No tenemos por qué sentirnos culpables si decimos que no. Y no tenemos por qué permitir que el alud de exigencias controle el curso de nuestra vida.
No tenemos que pasarnos la vida reaccionando a los demás y al curso que quisieran que tomara nuestra vida.
Podemos fijar límites, barreras firmes acerca de qué lejos vamos a ir con los demás. Podemos confiar en nosotros mismos y escucharnos a nosotros mismos. Podemos fijarnos metas y dar una dirección a nuestra vida. Podemos valorarnos a nosotros mismos.
Podemos adueñarnos de nuestro poder al tratar con la gente.

FORTALEZA


No siempre tenemos que ser fuertes para ser fuertes. A veces, nuestra fortaleza se expresa siendo vulnerables. A veces, necesitamos deshacernos en pedazos para rehacernos, y seguir sobre el camino.
Todos tenemos días en que no podemos empujar más duro. En que no podemos contener las dudas en nosotros mismos, en que no podemos dejar de concentrarnos en el miedo, en que no podemos ser fuertes. Hay días en que no podemos concentrarnos en ser responsables.
Ocasionalmente, no queremos quitarnos el pijama. A veces, lloramos delante de los demás. Exponemos nuestro cansancio, nuestra irritabilidad o nuestra ira.
No tienen nada de malo esos días. No tienen nada de malo. Parte de cuidar de nosotros mismos significa darnos permiso de "deshacernos" cuando lo necesitamos. No tenemos por qué ser torres perpetuas de fortaleza . Somos fuertes. Lo hemos probado. Seguiremos siendo fuertes aunque tengamos el valor de permitirnos sentirnos temerosos, débiles y vulnerables cuando necesitamos experimentar esos sentimientos.


"Hoy, Dios mío, ayúdame a saber que está bien que me permita a mí mismo ser humano. Ayúdame a no sentirme culpable o a castigarme a mí mismo cuando necesito "deshacerme".

martes, 11 de febrero de 2014

LA GUÍA DIVINA


Papito Dios envíame el pensamiento, la palabra o la acción correctos. Muéstrame cuál debe ser mi siguiente paso. En tiempos de duda y de indecisión, por favor mándame Tu inspiración y tu guía. 
La buena nueva acerca de someternos a nosotros y de someter nuestra vida a un Poder Superior a nosotros mismos es que nos ponemos en armonía con un Plan Maestro, un plan más grande del que podamos imaginar.
Se nos ha prometido la Guía Divina si la pedimos, si trabajamos los Doce Pasos. Qué mayor regalo podemos recibir que saber que nuestros pensamientos, palabras y acciones están siendo dirigidos?
No somos un error. Y no tenemos que controlarnos o reprimirnos a nosotros mismos ni a los demás para que la vida funcione. Incluso lo extraño, lo no planeado, lo doloroso y eso que llamamos errores pueden convertirse en armonía.
Seremos guiados para entender qué necesitamos hacer para cuidar de nosotros mismos. Empezaremos a confiar en nuestros instintos, en nuestros sentimientos, en nuestros pensamientos. Sabremos cuándo ir, cuándo detenernos, cuándo esperar. Aprenderemos una gran verdad: el pan se dará a pesar de nosotros, no a causa de nosotros.

"Hoy, y todos los días, rezo porque mis pensamientos, palabras y acciones sean guiados Divinamente. Rezo porque pueda proseguir mi camino con confianza, sabiendo que mis pasos son guiados".

sábado, 8 de febrero de 2014

DEJA IR LOS SENTIMIENTOS DE CULPA


 Sentirnos bien con nosotros mismos es una elección que hacemos. Lo mismo ocurre con el hecho de sentirnos culpables. Cuando el sentimiento de culpa es legítimo, actúa como una señal de advertencia, indicando que nos hemos salido del camino. Y ahí termina su propósito.
Revolcarnos en la culpa les permite a los demás controlarnos. Provoca que no nos sintamos tan buenos. Nos impide fijar límites y tomar algún otro curso de acción sano para cuidar de nosotros mismos.
Podemos haber aprendido a sentirnos culpables habitualmente, como una reacción instintiva a la vida. Ahora sabemos que no necesitamos sentirnos culpables. Aunque hayamos hecho algo que viole un valor establecido, el sentimiento prolongado de culpa no soluciona el problema sino que lo prolonga. Así que, mejor repara el daño.
Cambia una conducta y, luego, deja ir los sentimientos de culpa.


"Hoy Dios mío, ayúdame a disponerme por completo a dejar ir los sentimientos de culpa. Por favor apártalos de mí y reemplázalos con amor a mí mismo".