miércoles, 11 de octubre de 2017

APRENDAMOS A ESPERAR

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He empezado a darme cuenta de que esperar es un arte, que al esperar se logran cosas. Esperar puede ser algo muy, muy poderoso. El tiempo es una cosa valiosa. Si puedes esperar dos años, a veces puedes lograr algo que no podrías lograr hoy, por duro que trabajaras, por mucho dinero que lanzaras al aire, por muchas veces que te golpearas la cabeza contra la pared… The Courage to Change por Dennis Wholey. (El valor para cambiar).

La gente que tiene más éxito al vivir y al amar es aquélla que aprende a esperar exitosamente. No mucha gente disfruta el esperar o el aprender la paciencia. Y no obstante, el esperar puede ser una herramienta poderosa que nos ayudará a lograr mucho bien.
No siempre podemos tener lo que queremos cuando lo queremos. Por diferentes razones, lo que queremos hacer, tener, ser o lograr no está a nuestra disposición ahora mismo. Pero hay cosas que no podríamos hacer ni tener hoy, no importa lo que sea, pero que sí podemos tener en el futuro. Hoy, nos volveríamos locos tratando de lograr lo que vendrá de un modo fácil y natural más tarde.

ACEPTEMOS NUESTRO DOLOR

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Muchos de nosotros somos expertos en negar y descontar lo que nos duele. Podemos soportar una situación particular, diciéndonos repetidamente que no es tan malo; no debemos ser tan exigentes; cambiará cualquier día; deberíamos ser capaces de vivir con ella; no nos molesta; la otra persona no lo decía en serio; no duele tal vez sólo somos nosotros.

Podemos luchar y discutir con nosotros mismos acerca de la realidad y la validez de nuestro dolor, nuestro derecho a sentirlo y hacer algo al respecto. A menudo toleramos demasiado o tanto que nos volvemos furiosos y nos negamos a tolerar más.

Podemos aprender a desarrollar una tolerancia saludable. Hacemos eso fijando límites sanos y confiar en nosotros mismos para poseer nuestro poder con la gente. Podemos disminuir nuestro dolor y sufrimiento validando y prestando atención a nosotros mismos. Podemos trabajar para acortar el tiempo entre identificar una necesidad de establecer un límite y tomar una acción clara y directa.

TÙ DECIDES...


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¡Tú decides! Esta es una vieja lección, pero tiene que repetir y recordar. No tenemos que dejar que nadie controle nuestras vidas, nuestras elecciones, nuestra alegría.


No importa cuán bien pensamos que aprendimos esa lección, a menudo reaparece. Otra persona comienza a tirar de nuestras cuerdas. Nos involucramos, nos enredamos, nos enganchamos. Nos oímos cantar una vieja melodía… Si al menos lo hiciera, si no lo hiciera, entonces yo sería… Nos damos cuenta de que una vez más hemos dado demasiado control. Hemos aplazado nuestras vidas a los deseos, caprichos y opciones de otro.
Sí, si estamos viviendo plenamente, tendremos reacciones a los que nos rodean. Nuestras relaciones nos ayudarán a conformarnos, a enseñarnos cosas. Y sí, hay momentos en que estamos tan conectados con los demás, los amamos tanto, que su camino afecta a los nuestros.
Pero no tenemos que dejar que otra persona controle nuestras elecciones, nuestros comportamientos o nuestras vidas Tu eres responsable de tu vida. Tú eres responsable de tus elecciones. No importa lo que haga la otra persona. Tú todavía eres responsable de ti mismo. ¡Sólo tú puedes decidir lo que vas a hacer!