jueves, 17 de mayo de 2012

SEGUIMOS RECORDANDO Y SUFRIENDO.

Olvidar no es un tema fácil, es un proceso que lleva trabajo. Las tristezas del corazón son las más grandes, y las más difíciles de asumir. Muchas veces no somos capaces de salir de la agonía que el pasado nos provoca, así que necesitamos hablar con alguien y recurrir a pedir ayuda.
Has compartido una vida con una persona y de pronto te despiertas y ya no sigue a tu lado, se ha ido, y ¿qué haces?
Lo que hacemos todas: lloramos, le buscamos, y nos restregamos en la herida que tenemos.
-NO LO HAGAS MÁS-
 ¡Ya basta de restregarnos la herida!
Hay que salir de ese estado, no es bueno ni para tu propia salud ni para la de quienes te rodean. Tus penas las llevas grabadas en tu cara y lo único que logras así es alejar a la gente buena que tienes a tu lado, porque en esos momentos sólo ves por ti, por lo que estás pasando, sin darte cuenta que quizás la solución esta más cerca de lo que piensas.

¡PARECE IMPOSIBLE COMPLACER A LOS HOMBRES!


Es difícil comprender la naturaleza masculina de estos tiempos,nada les cuadra, nadie se les ajusta. El tema es que siguen siendo el centro y pese a eso se quejan; por ejemplo, una mujer soltera mayor de 30 “es una solterona”, pero un hombre a esa edad es “un soltero interesante”. Si un hombre mayor sale con una mujer súper joven es “un hombre que tiene la crisis de los 40”. Si una mujer sale con un chico menor es “una zorra asaltacunas”.
Los hombres juegan con ventaja, y aún se quejan.
Los hombres se quejan que el condón les ahorca -ya saben qué-pero es ella la que tiene que tomar pastillas anticonceptivas, con todo lo que eso implica. Ellos lloran con un examen que se tienen que hacer después de los 40 y nosotras nos aguantamos una citología al menos dos veces por año. Los hombres lloran con una gripe y las mujeres soportamos cambios hormonales y cólicos menstruales, sin contar, con todo lo que tienen que soportar las que deciden ser madres.
Las mujeres tendemos a conformarnos con menos de lo que  realmente merecemos.