miércoles, 2 de mayo de 2012

TODAS SOÑAMOS CON UN HOMBRE QUE NOS AME


Todas soñamos con un hombre que nos ame, que nos consienta, cuide y siempre esté pensando en nosotras… Un ser que nos llene de esperanza, que respete nuestros espacios y nos tome de la mano para soñar juntos con un futuro lleno de amor, en el que podamos reconocernos mutuamente en los ojos.
Pero si esto es lo que soñamos, si este es nuestro anhelo… ¿Cómo es que cambiamos tan fácil de pensamiento?
Mirémoslo de esta forma:
Reconocemos que el amor es un sentimiento sublime, pero a la hora de buscar pareja, nos detenemos en lo más sencillo, en lo superfluo y vano.
Zygmunt Bauman en su libro "Amor Liquido” afirma que el amor se ha perdido, que ya todo se desvanece en un parpadeo y no se hacen promesas con el sonido de una hermosa serenata a la luz de la luna.
Ciertamente, lo que reprocha Bauman es la capacidad que poseen las sociedades contemporáneas para engañar a su propio corazón y hablar de amor cuando  sólo se padece la fiebre posmoderna del enamoramiento.


Sin duda, la paradoja es que busquemos construir eternidades en base a los espejismos de un instante: la ideología que predomina es que el amor está en una simple atracción sexual sin mayor trascendencia, sin mayores implicaciones que los acercamientos físicos. Por eso empezamos a ver como normales creencias como el “ven, besémonos mientras nos conocemos”, en lugar de un “ven conozcámonos y luego decidimos si nos besamos o no”. Pareciera que fuésemos adolescentes sin remedio en donde puede más el furor del momento y no la autoestima y el sentido de valía por nosotras mismas.
Debemos madurar, debemos definir lo que queremos y actuar en base a ello. Debemos ser coherentes y no distraernos con las piedrecillas del camino. Permitámonos conocer un amor verdadero, uno que sea capaz de esperar y sea un elogio a la persistencia.
Tu corazón no es un balón de fútbol, no juegues con él, no lo conviertas en semejante cosa. Tú no eres un neto impulso, eres un alma que sabe que la atracción física no es suficiente. Ya que ello es como contemplar una obra de arte: después de observarla mucho, empiezas a buscarle nuevas significaciones –abstracciones, y si no las encuentras, te aburrirás y pensarás que has estado contemplando un arrabal de monotonías.
No nos dejemos engañar por esa teoría del “amor a primera vista”, ¿acaso olvidas que el tema se convierte en un truco para hacernos presas fáciles a las intensiones de los hombres? El amor a primera vista, en realidad  y lejos de las fábulas,  sólo es una fuerte atracción sexual, una explosión química que no siempre da como producto final un buen compuesto.
El amor no se da de sopetón, el amor es una edificación que se construye cada día con esfuerzo y esperanza, porque piénsalo,  si el amor a primera vista existiera, nosotras quedaríamos prendadas para siempre del primer hombre guapo que viéramos en la calle.
El amor no es un hechizo de una barita mágica, es el hechizo de un corazón sincero que se enamora y se reenamora incesantemente y como premio a su sensatez obtiene correspondencia y plenitud. El amor no es de primera vista, es de mil y un miradas…

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