martes, 6 de marzo de 2012

NO HAY PROBLEMA SIN SOLUCIÓN

¿Tienes un problema y todavía no encuentras la solución? Es solo cuestión de un pequeño cambio de enfoque que sí podemos hacer… ¡ahora mismo!
Por lo general, un gran problema es la suma de otros más pequeños. Muchas veces hubo indicadores previos que no quisimos o no supimos ver. Dios nos ama tanto que nos da pequeños avisos, pero somos tan ciegas que no los vemos o mejor dicho no los queremos ver, teniendo al frente. Eje: tú vas por la calle y de repente vez a la persona que amas con otra, ¿que piensas en ese momento? Lo único que nos pasa por la mente es me está engañando, ¡verdad! Pero si vemos más allá, lo que Dios nos quiere mostrar en ese momento es que esa persona no es para nosotros.
Lo bueno es que cuentas con todos los recursos necesarios para enfrentar este tema que te está preocupando, es posible que precises ayuda para guiarte y respaldarte en este momento. Al hablar de lo que nos pasa, vemos detalles o puntos de vista que no habíamos notado antes. Además, muchas veces, las ideas de otros accionan nuestra propia creatividad para encontrar salidas inteligentes a encrucijadas.
Tal vez puedas separar el asunto en partes más pequeñas y tratar cada una por separado. O cambiar la estrategia que estás usando y definir una que te lleve a la solución que tanto deseas.
Lo positivo a tener en cuenta es:
¡Tú eres más grande que cualquier problema que se te pueda presentar!
Si solucionaste inconvenientes en el pasado que te parecían que no tenían salida, esta vez te sucederá lo mismo… y en muy poco tiempo, mirarás hacia atrás, verás esta situación y te darás cuenta que sí se resolvió de manera positiva.


El primer paso que debemos dar es definir claramente cuál es el problema, esto es fundamental para la solución, muchas veces la sola definición del conflicto lo logra finalizar.
Definir el problema es el paso más importante que debemos dar.

¿Qué debemos hacer?

1.      Ponle nombre al conflicto.  Esto le da identidad y lo vuelve real.
2.      Escribe el nombre de los involucrados principales y secundarios, lo cual te da la posibilidad de saber realmente quiénes son los actores y que papel desarrollan.  Es común dar el mismo nivel de importancia a todos los involucrados lo cual complica establecer prioridades.
3.      Define el conflicto, pregúntate cual es el problema realmente, usa palabras e ideas sencillas, no te extiendas no uses más de 3 renglones para contestar.
4.      Enfócate en el tema principal que quieres tratar, si son varios asuntos no podrás resolverlos todos de una sola vez, debes centrarte en el más importante y escribe aparte los demás para ir resolviendo uno a uno posteriormente.
Qué tal si ponemos manos en el asunto… te invito a que hagamos un sencillo ejercicio, piensa en un conflicto que tengas actualmente: titúlalo, escribe quienes son los afectados, defínelo claramente y escribe que quisieras lograr.  Da este primer paso, ¡apuntalo! No te vas a arrepentir, veras que en el preciso momento de escribirlo empieza a tomar un color diferente.
“LOS PROBLEMAS LOS CONSTRUYE UNO MISMO”

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