Te has
puesto a analizar alguna vez a los seres humanos, lo distintos que somos? Te diste cuenta de las
diferencias que muchas veces sentimos nos separan y nos distancian, aún entre
los que nos amamos?, seguramente que sí. Seguramente todo eso ya ha pasado por
tu vida, seguramente eso te ha causado mucho dolor y seguramente también
sentiste que eso te detuvo en tu caminar y te sin quererlo te sentiste
frustrado.
Los seres humanos somos muy especiales, pues nos
damos cuenta de todas esas diferencias, pero generalmente no reparamos en lo
similares que somos, no reparamos en todas aquellas cosas nos hacen vulnerables
unos con otros, no reparamos en que hay mas cosas que compartimos, en hay más
cosas que nos unen que cosas que nos desunen. Fíjate en las lágrimas que corren
por tus mejillas, fíjate en los miedos que trascienden tu racionalidad, fíjate
en la necesidad de estar protegidos, fíjate en la necesidad de ser amados,
fíjate en la increíble fuerza de crecer y desarrollar el potencial humano,
fíjate en la desesperación que nos arrastra, fíjate en el amor sublime que nos
libera. Todo esos sentimientos nos hace extremadamente similares, sólo que, nos
enfocamos simplemente en el condicionamiento que nos hace parecer diferentes y
lo utilizamos como algo destructivo.
Lo que nos separa nos son las diferencias sino la
seguridad con la que afirmamos tener la razón, la seguridad con la que
afirmamos que somos nosotros los que tenemos el camino correcto, impidiendo de
esta manera a nosotros mismos y a los demás descubrir nuevamente el fluir de la
vida.