Revistas, televisión, publicidad, Internet… en todos lados, miremos por
donde miremos, hay mujeres mucho más bonitas que nosotras.
Cuerpos imposibles, cutis más suaves y perfectas que de bebés… ¿Cómo
pueden haber mujeres tan afortunadas?
Se trata de la belleza
comercial, la que nos venden pero nunca lograremos tener porque no
es real.
Cuando miramos revistas, o televisión, la belleza se pasea ante nuestros
ojos como un objeto de deseo inalcanzable. La sonrisa perfecta de Julia
Roberts, el cuerpo de Beyoncé con sus prominentes glúteos, los labios de
Angelina Jolie, las piernas de Jennifer López; etc., etc. etc.
Atributos ajenos, ansiados por quienes miran, suspiros que se desprenden
desde nuestras carencias y necesidades.