A veces
damos unos pasos para atrás. Eso también está bien. A veces es necesario. A
veces es parte de ir hacia delante.
La vida
es una Maestra Suave que quiere ayudarnos a aprender. Las lecciones
que quiere enseñarnos son aquellas que necesitamos aprender. Algunos dicen que
ésas son las lecciones que hemos escogido aprender antes de nacer. Otros, que
son lecciones que otros nos escogieron.
Es
frustrante estar en medio del aprendizaje. Es como sentarse en clase de
álgebra, escuchando al maestro explicar un tema que está más allá de nuestra
comprensión. Nosotros no entendemos, pero el maestro da por sentado que sí.
Podemos
sentirnos como si alguien estuviera tratando de atormentarnos con mensajes que
nunca entenderemos. Nos esforzamos y nos esforzamos. Llegamos a enojarnos. A
frustrarnos. A confundirnos. Finalmente, desesperados, nos retiramos,
decidiendo que esa fórmula nunca estará al alcance de nuestra mente.
Más
tarde, mientras damos un silencioso paseo, lo comprendemos. Calladamente, el
don del entendimiento ha llegado a nuestro lugar más profundo. Comprendemos.
Hemos aprendido. Al siguiente día, en clase, nos resulta difícil imaginar que
no sabíamos. Es difícil recordar la frustración y la confusión de aquellos que aún
no han entendido. Parece tan fácil... ahora.
La vida
es una Maestra Suave. Seguirá repitiendo la lección hasta que la
aprendamos. Está bien que lleguemos a sentirnos frustrados. Confundidos.
Enojados. A veces está bien llegar a desesperarnos. Luego, está bien apartarnos
y permitir que nos llegue el entendimiento.
Lo
hará.
"Ayúdame
a recordar que la frustración y la confusión suelen preceder al crecimiento. Si
mi situación me está desafiando, es porque estoy aprendiendo algo nuevo, porque
me estoy elevando a un nivel más alto de comprensión. Ayúdame a estar
agradecido, aun en mi frustración, porque la vida es una emocionante progresión
de lecciones".
(Melody
Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).