No podemos darnos el lujo de poner nuestras necesidades en suspenso, esperando a que otra persona nos llene, que nos haga la vida más agradable o que llegue y sea como nosotros queremos que sea. Eso crearía resentimiento, hostilidad, una dependencia enfermiza y un lío con el que tendríamos que lidiar después.
Si hemos decidido que queremos una relación en particular o queremos esperar acerca de tomar una decisión sobre una relación en particular, entonces debemos seguir con nuestra vida en el ínterin.
Eso puede ser duro. Para nosotros puede ser natural poner nuestra vida en suspenso. Ahí es donde nos quedamos atrapados en las creencias codependientes: esa persona puede hacerme feliz... Necesito que esa persona en especial haga una cosa en especial para que yo sea feliz.... Esa es una circunstancia que puede enganchar nuestra baja autoestima, nuestras dudas acerca de nosotros mismos y nuestras tendencias a descuidarnos a nosotros mismos.
Podemos meternos en una situación de varias maneras. Podemos hacer esto mientras esperamos una carta, mientras esperamos un empleo, mientras esperamos a una persona, mientras esperamos un suceso.