Qué sentimiento tan atemorizante, tan de adulto, es ése para muchos de nosotros, asumir la responsabilidad del dinero y de nuestros asuntos económicos. Para muchos de nosotros, ceder a otros la responsabilidad de nuestros asuntos de dinero ha sido parte de nuestro toma y dame codependiente de nuestras relaciones.
Algo de nuestra dependencia emocional hacia los demás, de esa estrecha liga que nos ata a los otros, no por amor, sino por necesidad y desesperación, se relaciona directamente con la dependencia económica. Nuestros miedos y nuestra renuencia a asumir la responsabilidad por nuestros asuntos económicos puede ser una barrera para la libertad buscada en la recuperación.