Una
herramienta útil en nuestra recuperación, especialmente en la conducta que
llamamos desapego, es aprender a identificar quién es propietario de
qué. Luego dejamos que cada persona posea la propiedad que legítimamente le
corresponde.
Si otra
persona tiene una adicción, un problema, un sentimiento, o una conducta
contraproducente, ésa es su propiedad, no la nuestra. Si alguien es un mártir,
está inmerso en la negatividad, es controlador o manipulador, ése es asunto
suyo, no nuestro.
Si
alguien ha actuado de cierta manera y ha experimentado una consecuencia
particular, tanto la conducta como la consecuencia le pertenecen a esa persona.
Si
alguien está en negación o no puede pensar claramente acerca de un asunto en
particular, esa confusión le pertenece a él o a ella.