Los
corazones humanos muchas veces actúan como cárceles cuando han sentido los
rasguños de la incomprensión humana, pero si es triste contemplar la ignorancia
de los hombres, mas triste es observar corazones encarcelados. Quita las
cadenas de tu corazón, vuelve a encender la antorcha del amor y entrégalo a
cuanto ser encuentres a tu paso, porque debes saber que el amor es para el
hombre, lo que el agua es para las plantas, es la vida, es la energía y es el
motor de la existencia. Recuérdalo siempre y cada noche, cuando presa de
tu tristeza y de tu dolor vuelvas a sentir soledad, toma estas líneas y
repitiéndolas en voz alta, repítelas una y mil veces, hasta que sientas que
esta voz proviene de ti mismo, hasta que sientas Mi presencia en ti, y a mi
amor inundándote y desbordándose de adentro hacia afuera. Si lo haces,
serás una flor renacida, la primavera volverá a llegar a tu vida y el frío
invierno se alejará de ti. Un nuevo sol alumbrará tus pasos y la vida entera
retomará su curso, porque una flor se ha abierto nuevamente.