¿Tienes
un problema y todavía no encuentras la solución? Es solo cuestión de un pequeño cambio de enfoque que sí podemos hacer… ¡ahora mismo!
Por
lo general, un gran problema es la suma de otros más pequeños. Muchas veces
hubo indicadores previos que no quisimos o no supimos ver. Dios nos ama tanto
que nos da pequeños avisos, pero somos tan ciegas que no los vemos o mejor
dicho no los queremos ver, teniendo al frente. Eje: tú vas por la calle y de
repente vez a la persona que amas con otra, ¿que piensas en ese momento? Lo único
que nos pasa por la mente es me está engañando, ¡verdad! Pero si vemos más allá,
lo que Dios nos quiere mostrar en ese momento es que esa persona no es para
nosotros.
Lo
bueno es que cuentas con todos los recursos necesarios para enfrentar este tema
que te está preocupando, es posible que precises ayuda para
guiarte y respaldarte en este momento. Al hablar de lo que nos pasa, vemos
detalles o puntos de vista que no habíamos notado antes. Además, muchas veces,
las ideas de otros accionan nuestra propia creatividad para encontrar salidas
inteligentes a encrucijadas.
Tal
vez puedas separar el asunto en partes más pequeñas y tratar cada una por
separado. O cambiar la estrategia que estás usando y definir una que te lleve a
la solución que tanto deseas.
Lo
positivo a tener en cuenta es:
¡Tú
eres más grande que cualquier problema que se te pueda presentar!