Es difícil sacar adelante una relación de pareja cuando ha bajado la marea del enamoramiento, pues es allí cuando el manto de las ilusiones se desvanece ante la imponente e ineludible presencia de la realidad. Lo que antes era perfecto, ahora nos molesta, los defectos que antes eran absolutamente tolerables y adorables, se convierten en temibles excusas para ya no querer pasar mucho tiempo al lado de quien antes considerábamos como “la mitad que nos faltaba”.
Hasta ahí todo estaba perfecto: iniciábamos una nueva vida enamorada, el corazón se llenó de alegría y esperanza. Pero con el pasar de los días, el simple gusto mutuo ya no resulta suficiente, al contrario, resulta monótono y agotador, el oasis que encontramos en medio de nuestro desierto ya no puede saciar nuestra sed…