Por mucho que nos quedemos calladas, siempre estamos diciendo algo. El
silencio habla, nuestra vergüenza habla, nuestros gestos corporales y rostro
habla… y a veces no dice lo que realmente sentimos.¿Por qué callar? ¿Por qué no decir lo que sentimos y creemos?
Una manifestación muy común de cuando decimos algo sin haberlo dicho con
palabras son las enfermedades, físicas o emocionales.
Entre las emocionales, la más frecuente es la depresión, un estado de
desinterés por todo lo que hacíamos, una ausencia de proyectos, una
falta de sentido: ¿Para qué vivir?
Uno de los signos que se vinculan con el estereotipo es “la cama y el
abrigo”, sin embargo; no todas las mujeres que padecen de depresión se tiran en
la cama y se tapan hasta los ojos; ni comen en exceso chocolates o miran
películas y lloran. Cada cuerpo y cada mente es un mundo. Hay quienes padecen
depresión y se encuentran muy activas; se quejan de la falta de energía, o
dolores de cabeza o espalda, pero siguen de pie; otras en cambio se lanzan al
refugio de las sábanas y lloran.