¡Practica la tolerancia!
Toleramos nuestros arranques, nuestros sentimientos,
nuestras reacciones, nuestras peculiaridades, nuestra humanidad.
Toleramos nuestros altibajos, nuestra resistencia al
cambio, nuestra naturaleza batalladora y a veces difícil. Toleramos nuestros
miedos, nuestros errores, nuestra tendencia natural a escondernos de los
problemas y del dolor.
Toleramos nuestra vacilación a acercarnos a la gente, a
mostrarnos, ser vulnerables.
Toleramos nuestra necesidad de sentirnos a veces
superiores, avergonzados y compartir ocasionalmente el amor como iguales.
Toleramos la forma como progresamos, unos cuantos pasos adelante y dos para
atrás.
Toleramos nuestro deseo instintivo de controlar y cómo
renuentemente aprendemos a practicar el desapego.