Cuando tu te enamoras de alguien no lo haces de un
segundo para otro, ni de un día para otro, sino que es un sentimiento que va
creciendo dentro de ti que te hace apreciar a esa persona a medida la vas conociendo.
Definitivamente el enamorarse de una persona es una de las sensaciones humanas mas lindas, pero enamorarse de Dios sobrepasa todas nuestras expectativas y es que no hay nada más lindo que estar enamorados de Dios.
Definitivamente el enamorarse de una persona es una de las sensaciones humanas mas lindas, pero enamorarse de Dios sobrepasa todas nuestras expectativas y es que no hay nada más lindo que estar enamorados de Dios.
Ninguno de nosotros ha sentido amor puro por alguien
sin antes haber sembrado, cultivado y regado ese amor. Cuando a nosotros nos
gusta una persona, hacemos toda clase de acciones para tratar de agradar a esa
persona de la cual queremos llamar su atención y caerle bien. Todas esas
acciones hacen que poco a poco el amor vaya creciendo a tal punto de comenzar
una relación y ese amor es consumado al llegar al matrimonio en donde se
prometen amor el uno para el otro.
Ahora bien, con Dios hay una diferencia, pues desde
el día que decidimos entregarle nuestra vida comenzó ese enamoramiento que fue
fulminante, es como un amor a primera vista pero de esos reales y que
permanecen para siempre y no de los que nosotros humanamente creemos tener, a
lo cual la mayoría han sido solo pura emoción momentánea.