viernes, 1 de marzo de 2013

CULPABLE DE TODO, CULPABLE DE NADA



Todas las personas sabemos lo que es sentirse culpable por algo.
Hay quienes se sienten culpables por todo, y quienes parecen no sentirse culpable por nada… Los dos extremos son malos y conviene evitarlos.
En su justa medida, la culpabilidad nos ayuda a arrepentirnos, mejorar como personas, y a ser más consideradas con los demás. 
¿Quién no ha sentido culpa alguna vez?
Algunas llevan el sentimiento de culpabilidad al extremo, sintiendo culpa por todo lo que ocurre en el universo: Culpa si sus análisis salieron mejor que el del marido, culpa si sus hijas se casan con buenos hombres y las sobrinas quedan solteronas culpa por tener un buen trabajo, culpa por tener buena posición económica, culpa por tener suerte, culpa por irse de vacaciones, culpa si otros lloran, culpa si se enferman, culpa por no poder amar a alguien…
Otras, sin embargo, no sienten culpa por nada, pues sólo piensan en sus pasiones y deseos personales: a ellas no les da vergüenza romperle algo a alguien, abusan de la confianza concedida y jamás ofrecen una disculpa. Ellas atropellan a quien se le interpone en el camino, son desagradecidas y frías.

¿AMOR O MALTRATO?


La clave fundamental en una relación que comienza está en el respeto, la confianza y la libertad.
En la etapa del noviazgo, muchas veces estos derechos no nos son negados, aunque sí ignorados. El abuso y maltrato siempre empieza de una manera muy sutil, tanto así que muchas veces excusamos el comportamiento del abusivo novio…
Es importante abrir los ojos a la verdad y ser valientes para romper una relación destructiva.
Cuando estás iniciando una relación, es importante percatarte a tiempo si tu hombre es un controlador porque de serlo en un futuro podría haber violencia familiar.
Todo empieza de forma sutil, tanto así que podemos tender a ver su afán de controlarnos como algo bonito: “Me ama tanto que me espera a la salida del trabajo, de la escuela, me ayuda a estudiar; no me deja que hable con mis amigos para que no me distraigan…” El hombre ejerce el abuso de poder. El novio cuestiona, “¿qué vas a vestir?”, “¿qué amigos irán?”,y la novia cree que es porque la quiere mucho, y no ve (o no quiere ver) que estas actitudes son violentas…