Para muchas personas la vida es
tan solo un juego, no hay compromisos ni responsabilidades, todo lo que hay es
simplemente vivir lo que los sentidos nos manden sin importar ninguna
consecuencia, de manera que lo único más importante es el placer y nada más.
Cuando esto sucede así, la vida no tiene más objetivo que el de correr
apresuradamente sin importar para nada lo que las acciones pueden traer
como consecuencia.
Estas
personas no conocen de valores fundamentales y viven negándose a si mismo, y
negando todo lo que significa responsabilidades y madurez.
Por el contrario,
una persona que tiene valores no está dominada por los sentidos y no puede ser
manipulada por impulsos, emociones y confusiones derivados de deseos, porque no se deja a sí mismo envolver.