Sabiduría es la palabra con la que se hace
referencia a la “posesión de profundos conocimientos sobre determinadas materias”.
Se aplica también a la “capacidad de
pensar o juzgar con prudencia y equidad” y es sinónimo de “noticia “o
“conocimiento”.
En torno a la palabra sabiduría se mueven
conceptos como erudición, penetración, intuición, ciencia, ilustración, cultura,
instrucción o pericia. Desde un punto de vista teológico la sabiduría se
refiere al “discernimiento en las cosas de orden sobrenatural”. La sabiduría se considera “uno de los siete
dones del Espíritu Santo”.
La ignorancia te hace creer que la vida
funciona por casualidades, la sabiduría
te enseña que todo lo que ocurre en esta gran obra de teatro tiene un profundo
significado, lo que ves hoy, no es fruto de la casualidad, sino de las semillas
plantadas en el pasado, siembra semillas de paz en el presente y crearás una
vida de paz para el futuro.
La ignorancia es como un profundo sueño en el
que uno sueña que todavía está despierto. Es una enfermedad de la humanidad, el
alma humana se olvida de quien es y a quién pertenece y empieza a actuar por instintos
y no por valores.
En la vida vendrán dificultades y obstáculos, no vienen para detenerte, pueden fortalecerte y ayudarte a avanzar con más
experiencia, sigue avanzando, un día no es igual a otro, a veces no hay que
buscar una solución, es suficiente con seguir avanzando, y el obstáculo quedará
atrás.
Quien tiene sabiduría vive según su
propósito, su vida da sentido a todo lo que hace, esta persona no vive según el
reloj, haciendo, sino que vive siguiendo su brújula, asegurándose de que está en
el camino que le dirige hacia su destino, las circunstancias son como objetos,
no están vivas, tú les das vida.
La luz existe y su ausencia es la oscuridad.
La sabiduría es como un camino que nos
adentra en el corazón de las cosas, por eso los pasos han de partir desde el propio
corazón,siento que la sabiduría es como un puente que nos permite llevar
nuestro corazón hasta la otra orilla para que allí pueda latir, cantar y
regocijarse junto al corazón de las cosas, de las personas y de los
acontecimientos.
“AMAR LA LECTURA ES
TROCAR
HORAS DE ASTIO, POR
HORAS
DE INEFABLE Y DELICIOSA
COMPAÑIA”.
JHON KENEDDY
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