¡Qué difícil es esperar el tiempo de Dios! Especialmente cuando pensamos que ya, nada va a cambiar. Cuando empezamos a ver que las cosas comienzan a verse como imposibles. Cuando estamos bajo presión, cuando estamos en urgencias, cuando estamos en necesidad.
Entonces comenzamos a desesperarnos y todo el panorama es desolador. La ansiedad comienza a devorarnos. Si no logramos nuestro objetivo a tiempo el enemigo toma su oportunidad y trabaja en nuestro desánimo hasta llegar a la depresión o simplemente hacemos cosas que no debemos hacer, HAGAMOS UN ALTO EN EL CAMINO…PARE…PARE…PARE, medite, conéctese con su interior y analiza lo que estas haciendo, pregúntate? Esta bien lo que estoy haciendo? Para que lo hago? Con que razón? Que me lleva hacer esto? Que me motiva? No arruines tu propia vida haciendo cosas indebidas, o eres de esas personas que por pertenecer a determinada religión, secta o culto, crees que todo lo que haces esta bien porque nadie se da cuenta, pero en tu interior eres consiente que en realidad no es lo que dices ser tan solo eres “un lobo vestido de oveja”.
Dios maneja un tiempo que no es el nuestro. El tiempo nuestro lo manejamos con un reloj y a veces, el reloj nos maneja a nosotros. A veces hacemos las cosas apremiados por el tiempo o como también se dice: “contra reloj”, y los resultados no son muy buenos.
Dios no usa reloj, pero nos da las cosas cuando es el mejor momento para nosotros, el tiempo más conveniente. Muchas veces arruinamos lo que Dios quiere hacer, o aún nuestras propias vidas, por apresurarnos y tomar decisiones incorrectas movidos por la ansiedad de ese apuro. La lección de confiar y esperar, es muy dura en este caso. El salmista dice en el Salmo 37:3-5 “Confía en Jehová y haz el bien y habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón, encomienda a Jehová tu camino espera en El y El hará”. Estas palabras son un bálsamo para nuestra ansiedad y son el camino de Dios, para que El haga las cosas.
Dios cumple Su Palabra, como lo hace siempre. Él no falla, es Fiel, a pesar de que nosotros no le creemos por las circunstancias o la imposibilidad de las cosas que nos rodean.¡Señor quiero confiar en ti hoy y siempre, y esperar tu tiempo, para que me des lo que pido!
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