viernes, 17 de febrero de 2012

¡A TI MUJER!

Llevé un bebé precioso en mi vientre. Lo sentí moverse dentro de mi. Me desperté sólo para mirarlo y escucharlo. Lo tranquilicé encima de mi corazón. Sacrifiqué mi cuerpo para llevar las marcas de la maternidad. Yo no soy perfecta, pero cuando me miro en un espejo, estoy orgullosa de haberme convertido en la madre que soy.

Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados. Una mujer que, siendo joven, tiene la reflexión de una anciana y, en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud. Una mujer que, si es ignorante, descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio y, si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los niños. Una mujer que, mientras vive, no la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero, después de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por recibir de ella un solo abrazo. De esa mujer no me exijáis el nombre..
                                                  ... Es la madre    ¡CUÍDALA!

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