Es
frecuente hablar de las mujeres maltratadas, pero hay un fenómeno del que aun
hoy en día, se habla en secreto, cuando se habla del abuso nuestra mente
inmediatamente nos transporta a pensar en los ancianos, los niños y en la
“pobre esposa”.
Existen
hombres que son maltratados por sus mujeres, hombres sometidos por su pareja,
hombres que sufren el maltrato psicológico y en ocasiones incluso físico, de
manos de su mujer. Esos hombres no son un mito: existen.
Y
no es que esos hombres no debieran existir… lo que no debiera existir es el
maltrato que sufren, ni ellos ni ellas. El maltrato y el abuso, vengan por
parte de quien venga, está mal y hay que detenerlo.
Es
poco frecuente en pensar en el hombre como víctima de violencia doméstica,
provocando que en cuanto escuchamos de la violencia de género, nos convirtamos
automática e inmediatamente en juez y jurado, condenando al hombre antes de ser
juzgado.
Sin
embargo, también existe el maltrato de la mujer hacia el hombre. Es muy común
que en muchos hogares exista la violencia intrafamiliar, misma de la cual se
promociona el derecho femenino con campañas sociales, el día internacional de
la mujer, el día de la no violencia de género entre otras actividades a nivel
internacional, pero siempre a favor de la mujer.
La
violencia también se da en sentido opuesto, pero los estragos del machismo
ponen una venda sobre los ojos de la sociedad, se hace caso omiso acerca de los
detalles de los casos de hombres abusados y por el simple hecho de ser hombres
son culpables con lo que de una forma u otra, siempre se acaba viendo a la
mujer como la victima.
Si
a esto le agregamos que el hombre no denuncia por razones obvias se supone que el hombre no debe poner de
manifiesto sus sentimientos ni sus sufrimientos, especialmente los sufrimientos
que son provocados por el maltrato de parte una mujer, pues eso les colocaría
la etiqueta de “afeminados” Así pues, el
hombre se ve obligado a reprimir sus sentimientos, tal como le enseñaron sus
padres desde su infancia con frases como:
• “Los hombres no lloran”
• “Los hombres no se quejan”.
• “Un hombre jamás se deja pegar por una
mujer”.
• “El hombre es quien lleva los
pantalones”.
Estas
son algunas de las enseñanzas que desde edad temprana se dan en el hogar, lo
cual lleva en sí consecuencias duales:
1. Que puede convertirse en el “verdugo”
de la mujer, y ser violento y autoritario.
2. Que puede sufrir calladamente ante el
maltrato que sufre a manos de su pareja, por vergüenza o por temor a la crítica
de familiares y amigos, no denuncia.
Muchas
mujeres leerán esto sintiéndose aludidas, pues aunque se hable de este tema en
voz baja, es un problema real, existe y es uno por el que muy difícilmente un
hombre se atreva a denunciar, porque prefieren aguantarse “como buen macho”.
Nunca
será demasiado lo que se hable en cuanto a la injusticia que sufren las mujeres
maltratadas, ¿pero no es justo para ellos, que también tengan voz el problema
de los hombres que viven un infierno a manos de su pareja?
¿Acaso
no muchos de ellos sufren tanto como la mujer? Pensemos un momento que el
hombre al igual que la mujer, también tiene sentimientos exactamente igual que
nosotras las mujeres, ellos aunque la mujer le supera en número, también sufren
abusos físicos y emocionales.
Si
bien el hombre no tiene ningún derecho de maltratar a la mujer, tampoco ninguna
mujer tiene el derecho de maltratar a un hombre.
“ES
ABUSO, CUALQUIER COMPORTAMIENTO
ENCAMINADO
A CONTROLAR Y SUBYUGAR
A
OTRO SER HUMANO, MEDIANTE EL RECURSO
AL
MIEDO Y LA HUMILLACIÓN, Y VALIÉNDOS DE
ATAQUES
FISICOS O VERBALES”
SUSAN
FORWARD
EL FEMINISMO Y LA GRAN ESTAFA A LOS HOMBRES
ResponderEliminarUna de las razones por las que no se atiende al maltrato de los hombres en España es porque el Estado se lucra del dinero de las políticas llamadas de género (sic) que dejan fuera a los hombres. Algunos partidos políticos y algunos sindicatos se lucran del dinero de las políticas de género.
Por ello los jueces dictan sentencias en juicios falsos.
Los juicios son una obra de teatro.
http://alvige.blogspot.com.es/2012/01/el-maltrato-del-hombrelo-que-no-se.html