viernes, 18 de mayo de 2012

“YA NO CREO EN EL AMOR”.


Tal vez tú misma lo has dicho alguna vez, o lo dices ahora. No es fácil reprimir ese sentimiento que tenemos después de haber pasado por una mala experiencia, casi siempre en el ámbito amoroso…
A todas nos rompen el corazón alguna vez.
Es muy difícil que alguien no sufra una desilusión sentimental a lo largo de su vida, pues de una u otra manera todos la hemos pasado, estamos pasando o pasaremos por situaciones que nos harán sentir que el amor no existe o lo que es peor, que simplemente no es para nosotras.
Pero… ¿Realmente no existe el verdadero amor? ¿Está bien dejar de creer en el amor? ¿Es correcto pensar que el amor ya no existe para ti, y cerrar totalmente tu corazón al amor?
Es muy frecuente el lamento y la queja de que se dio todo de si para que una relación funcionara, que se amó a una persona como nunca se había amado, pero no fue correspondido de la forma que ella esperaba y muy por el contrario solo jugó con sus sentimientos.


– “Ha sido mi culpa
Cuando pasamos por un mal momento tendemos a culparnos o tratar de encontrar fallos en nosotras mismas que pudieran haber provocado que la relación fracasara. Nos preguntamos “¿Qué hice de malo? ¿En qué falle?”
Pero mejor que preguntarnos en qué fallamos debiéramos preguntarnos en qué fallamos ambos, pues las relaciones son de dos, y no necesariamente tuvo que ser sólo uno de los dos quien falló para que la relación terminara en una desilusión total. Quizá diste todo de ti, quizá entregaste toda tu disposición para que esa relación funcionara, pero también es justo pensar que la otra persona creyó en lo que en algún momento ambos se prometieron, a lo mejor la otra parte también dio todo de si, y sin embargo todo fue en vano y terminó de la forma más dolorosa.
Muchas desilusiones provienen de malas decisiones, a lo mejor desde un inicio ambos se dieron cuenta que no compartían las mismas ideas o que no tendrían un futuro, porque nunca mostraron los mismos intereses; o a lo mejor nunca mostró verdadero interés en ti, quizá porque nunca te tomó en serio, pero el “amor” que sentiste o que creíste sentir por esa persona te llevó a pensar la situación podría cambiar al dar todo de ti, incluso muchas veces se cae en el error de pensar que un hijo podría cambiar los sentimientos de alguien más.
Construimos corazas para no ser heridas de nuevo.
Una desilusión sentimental puede llevar a un hombre o mujer a crear una barrera emocional, tratando consciente o inconscientemente de evitar que alguien le hable de amor, mostrando una coraza que podría hacer aparecer a la persona amargada y enojada con la vida, o por el contrario, podría pasar el resto de su vida fingiendo una felicidad absoluta.
La mente puede llevarnos a pensar que ya no cree en el amor, y aunque para algunas personas no es molesto vivir solas, muchas otras no pueden vivir sin la compañía del sexo opuesto, porque está arraigado en si mismos que el ser humano no nació para vivir en soledad toda la vida.
Una o varias desilusiones en el amor pueden hacernos pensar que “todos son iguales”, que no hay nadie que ame de verdad o que nunca el amor te será correspondido cómo debiera serlo. ¿Realmente no existe el verdadero amor?
¡El verdadero amor existe!
El problema es: ¿Dónde lo estás buscando?
Debemos creer en el amor, porque no creer en el amor en parte también es no creer en Dios, porque Dios es amor. Pero no por ello creamos en cualquier persona que nos preste atención e intente conquistar nuestro corazón con mentiras, muchas veces ocultando un compromiso ya establecido, con la promesa de que pronto se vas a separar o a divorciar, porque tú eres “lo que siempre busco.
Crees que el amor verdadero no existe… Pero el hecho que lo digas o lo pienses no significa que sea verdad, búscalo en ti, en tu familia, en tu entorno y en todas esas cosas maravillosas que puedes disfrutar a diario.
No cierres tu corazón al amor, si antes no te ha ido bien, analiza que es lo que estás haciendo mal o cuan precipitadamente estás tomando una decisión.

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