Jugar es tentador, pero hacerlo con los sentimientos
puede convertirse en una dura lección, sobre todo si no te das cuenta de que el
juego se te ha ido de las manos, y tú eres una de las piezas principales. El
daño gratuito es una amarga manera de volver a la realidad.
Nunca juegues con el corazón de otra persona, porque
algún día podrias toparte con alguien que juegue mejor que tu.
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