Revistas, televisión, publicidad, Internet… en todos lados, miremos por
donde miremos, hay mujeres mucho más bonitas que nosotras.
Cuerpos imposibles, cutis más suaves y perfectas que de bebés… ¿Cómo
pueden haber mujeres tan afortunadas?
Se trata de la belleza
comercial, la que nos venden pero nunca lograremos tener porque no
es real.
Cuando miramos revistas, o televisión, la belleza se pasea ante nuestros
ojos como un objeto de deseo inalcanzable. La sonrisa perfecta de Julia
Roberts, el cuerpo de Beyoncé con sus prominentes glúteos, los labios de
Angelina Jolie, las piernas de Jennifer López; etc., etc. etc.
Atributos ajenos, ansiados por quienes miran, suspiros que se desprenden
desde nuestras carencias y necesidades.
Conversaciones internas de resignación:
·
¡Ojalá tuviese ese cuerpo, pero es imposible estar
así y a la vez ser ama de casa!
·
¡Cómo ser tan bella si me la paso todo el día
trabajando!
·
¡Ojalá pudiera tener tiempo para mí!
Conversaciones de resentimiento:
·
¡Y ser madre y ama de casa y trabajar todo el día,
esas no hacen nada!
·
¡Con dinero cualquiera es bella!
·
¡Si tuviera todo el dinero que tienen yo también
tendría esos pechos!
La belleza se nos presenta como un insulto; pues aunque nos sintamos
guapas y sexis, todo se cae cuando aparecen estas féminas intergalácticas.
Siempre queremos un poco más de lo que somos; y en ese afán pensamos que
si lo tuviéramos seríamos felices. Por esa felicidad nos atrevemos a hacer
cualquier cosa para ser bellas. Para obtener lo que natura no nos dio. Nos
sometemos a la dietas relámpagos, esas que nos indican dejar de comer los
nutrientes más importantes durante una semana para perder unos 5 kilos. Tomamos
píldoras adelgazantes, compramos calzados deportivos de esos para tonificar
glúteos, gastamos miles y miles en cremas anticelulitis, quemadoras de grasa,
liposucción, implantes, postizos para el cabello, depilación definitiva,
delineados permanentes de labios, ojos, y cejas; clases de yoga, thai chií,
leche sin lactosa; faciales caseros, uñas de acrílico con brillos; exhaustas
horas de gimnasio, etc. ¿Entiendes? Hacemos de todo para alcanzar eso que
es INEXISTENTE. Queremos ser la chica de la tapa de la revista, y luego
después de tanto esfuerzo y dinero, los resultados nos dicen que estamos más
lindas, delgadas, saludables “pero” no somos Demi Moore. Y todo el trabajo que
hicimos cae en una bolsa de lamentos. Y ¿Todo para qué?
Muchas veces sentimos que nuestros esfuerzos estuvieron mal dirigidos
y recomenzamos la insaciable
búsqueda de la belleza probando otras dietas, otras cremas, otras
pastillas. Cambiamos las acciones pero los resultados nos siguen generando
insatisfacción. ¿Qué podemos hacer?
Lo primero que tenemos que plantearnos son objetivos realistas, y
esto significa “desear aquello que sabemos que podemos”, ponernos metas
realizables; la belleza que nos venden los medios es de Photo shop, y eso
todas los sabemos, entonces para qué desear algo que no existe.
Después de entender esto, preguntarnos ¿para qué queremos conseguir eso?
¿Qué valor agregado le da a nuestra vida? Muchas veces las mujeres no adelgazan
porque su verdadera intención no es adelgazar, sino que ellas son expuestas por
la familia que le dictan como
ellas deberían ser; si dónde quieres llegar no es un puerto que
nace de tu corazón, tarde o temprano vas a cambiar de rumbo y boicotearás tu
resultado. Por último deberás comprender con tu alma/mente que lo que te
hace verdaderamente bella es tu interior. Aunque tuvieras todo el dinero
del mundo y a tu disposición implantes y cirujanos; si tú no te sientes que
vales, que eres importante, lo exterior se vería mustio por tu experiencia
interna.
Ser bella comienza de adentro para afuera;
fomentando tu autoestima, ese
valor que te pones a ti misma en cada acción; aprendiendo a establecer límites
desde el amor, a creer en ti y en tu poder personal; a sonreír pese a las
tristeza, a sentirte segura de que lograrás tus metas, de sí vale la pena
esforzarse y alcanzar una vida mejor.
No te dejes seducir por lo que los medios de
comunicación nos venden; son meras fantasías, falacias de un mundo mercantil;
que sólo existe frente a nuestros ojos en hojas de revistas; todas esas
hermosas mujeres que deseamos ser también tienen sus arrugas, días de mal
aliento, gastritis, dolores menstruales, lagañas en los ojos; pues son
humanas y más allá de todo el glamour que derrochan en la alfombra roja; ellas
saben que hacer lo que aman las llenan de satisfacción y las hace brillar. A
veces nos preguntamos ¿Cómo hacer algo que amo si no tengo dinero? Es real con
dinero los hobbies se pueden explotar de forma natural; sin embargo creo que
siempre tenemos la oportunidad de hacer lo que amamos, quizás de una forma más
rústica, o de una manera menos impensada; pero no dejes que la relación que
tienes con el dinero coarte la posibilidad de que tú hagas lo que amas.
La vida es demasiado breve para perder el tiempo.
Amate a ti misma y sonríe.
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