Por mucho que nos quedemos calladas, siempre estamos diciendo algo. El
silencio habla, nuestra vergüenza habla, nuestros gestos corporales y rostro
habla… y a veces no dice lo que realmente sentimos.¿Por qué callar? ¿Por qué no decir lo que sentimos y creemos?
Una manifestación muy común de cuando decimos algo sin haberlo dicho con
palabras son las enfermedades, físicas o emocionales.
Entre las emocionales, la más frecuente es la depresión, un estado de
desinterés por todo lo que hacíamos, una ausencia de proyectos, una
falta de sentido: ¿Para qué vivir?
Uno de los signos que se vinculan con el estereotipo es “la cama y el
abrigo”, sin embargo; no todas las mujeres que padecen de depresión se tiran en
la cama y se tapan hasta los ojos; ni comen en exceso chocolates o miran
películas y lloran. Cada cuerpo y cada mente es un mundo. Hay quienes padecen
depresión y se encuentran muy activas; se quejan de la falta de energía, o
dolores de cabeza o espalda, pero siguen de pie; otras en cambio se lanzan al
refugio de las sábanas y lloran.
Sea como sea la manifestación de esta “carencia de alegría interna”, lo
que es evidente que nuestro ser está a los gritos diciéndole al mundo un
mensaje. Y estar abiertas a escuchar lo que nuestro ser está diciendo,
será la diferencia entre salir o quedarnos en el mismo estado.
Síntomas que pueden
revelar depresión:
·
Cansancio
crónico
·
Tristeza
·
Distorsión
de la realidad
·
Alteraciones
en el sueño: exceso o falta
·
Falta o
exceso de apetito
·
Desinterés
general
·
Descuido
personal
·
Angustia
·
Irritabilidad
·
Tendencia
al aislamiento
Estas son sólo algunas de los síntomas con las que solemos exteriorizar nuestro malestar emocional.
¿Por qué callarnos nos
pone tan mal?
El exceso de estrés depende de cada persona; de las expectativas, la
tolerancia a la frustración, y la capacidad de actuar con honestidad emocional.
Si estás con problemas de pareja o en el trabajo y sueles callarte
lo que sientes, si no sueles conectarte con tus emociones, o no te haces
cargo de lo que sientes; es posible que con el tiempo, todas esas emociones
tóxicas guardadas debajo de la alfombra, exploten.
Como te lo decía anteriormente, van a decir lo que tú quieres callar, y
buscarán cualquier medio. Las emociones son para ser vividas, no reprimidas. No
se pueden guardar por un tiempo prolongado, ellas siempre estarán dispuestas a
encontrar una forma de decir ¡BASTA!
La sociedad como fuente de represión:
Socialmente se nos ha indicado que determinadas emociones se ven más
bonitas si se reprimen. Una mujer montada en cólera, o sintiendo ira es poco
femenina; es mejor estar triste. No confrontar en público si tu pareja “comete
un atropello”; disimular el llanto porque la sensiblería es muestra de
debilidad; y evitar mostrar las heridas porque es vulnerabilidad.
Las mujeres de alguna u otra forma, somos seres que deberíamos estar y
ser bonitas y alegres todos los días independientemente de lo que nos suceda.
Pero esto es una pretensión absurda, aunque en rigor de verdad, existen muchas
mujeres que sí practican esta demencia cultural.
No pretendo que estemos a los gritos y como locas por la calle o en
público; pero sí que internalicemos, que nosotras al igual que los
hombres tenemos emociones, y debemos decirlas en el momento que nos ocurran.
Ventajas de decir lo que nos sucede
Si te atreves a decir lo que te está
sucediendo, encontrarás
mucha paz al final del discurso; sentirás más armonía, no tendrás necesidad de
ser una bomba de tiempo, y te aumentarás tu confianza personal.
·
Reducirás
el estrés
·
Sentirás
mayor energía
·
Estarás
abierta a la creatividad
·
Te
enfermarás menos
·
Aprenderás
a escuchar tu voz interna
·
Tu rostro
lucirá más pleno y armonioso
·
Tus
movimientos tendrán más fluidez
·
Dejarás
de comer, fumar, o tomar en exceso
·
Descansarás
No hay comentarios:
Publicar un comentario