La negligencia –no actuar en el momento oportuno- es una
conducta autoderrotista. Produce ansiedad, culpa, desarmonía y que tengamos una
machacona conciencia de la tarea que la vida nos está diciendo que es tiempo de
hacer.
No siempre estamos siendo morosos cuando dejamos algo
para después. A veces, hacer algo antes del momento preciso puede ser tan
contraproducente como esperar demasiado. Podemos aprender a discernir la
diferencia. Escúchate a ti mismo. Escucha al universo. ¿A qué se le ha pasado
ya el tiempo de que lo hicieras y te está creando ansiedad y te está
aguijoneando por dentro?. ¿Hay algo en tu vida que estés evitando porque no quieres
enfrentarlo? ¿Se está haciendo cada vez más grande la ansiedad por estarlo
posponiendo?
A veces, la ira, el miedo o el sentirse impotente puede
motivar la negligencia. A veces, la negligencia simplemente se ha convertido en
algo habitual.
Confía en ti mismo y escúchate a ti, a tu Poder Superior
y al Universo. Vigila los signos y señales. Si es tiempo de hacer algo, hazlo
ahora. Si aún no es tiempo, espera hasta que sea el momento oportuno.
"Dios mío ayúdame a estar a tiempo y en armonía con
mi vida. Ayúdame a sintonizarme al Divino Orden y a la Divina Regulación del
Tiempo y a confiar en ellos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario