Igual que
cuando éramos niños nos quedaban chicos los juguetes y ropa favoritos, a veces
ya de adultos nos quedan chicas algunas cosas: gente, empleos, casas. Esto
puede causar confusión. Podemos preguntarnos por qué alguien o algo que era tan
especial e importante para nosotros el año pasado ya no encaja del mismo modo
en nuestra vida hoy. Podemos preguntarnos por qué han cambiado nuestros
sentimientos.
Cuando éramos niños, quizá tratamos de que nos quedara una prenda de vestir que
era grande para nuestro cuerpo. Ahora, de adultos, podemos atravesar épocas en
que tratamos de forzar actitudes que ya hemos rebasado. Quizá necesitemos hacer
esto para darnos tiempo y cuenta de la verdad. Lo que funcionaba el año pasado,
lo que era tan
importante y tan especial para nosotros en tiempos pasados, no nos funciona ya más porque hemos cambiado. Hemos crecido.
Podemos aceptar esto como una parte válida e importante de la recuperación. Podemos permitirnos pasar por la experimentación y por la pena mientras batallamos por hacer algo que nos quede, tratando de averiguar si de veras ya no nos vale y por qué. Podemos explotar nuestros sentimientos y pensamientos acerca de lo que ha ocurrido.
importante y tan especial para nosotros en tiempos pasados, no nos funciona ya más porque hemos cambiado. Hemos crecido.
Podemos aceptar esto como una parte válida e importante de la recuperación. Podemos permitirnos pasar por la experimentación y por la pena mientras batallamos por hacer algo que nos quede, tratando de averiguar si de veras ya no nos vale y por qué. Podemos explotar nuestros sentimientos y pensamientos acerca de lo que ha ocurrido.
Después podemos guardar los juguetes del año pasado y hacer espacio para los nuevos.
"Hoy
dejaré que los juguetes del año pasado sean lo que fueron: los juguetes del año
pasado. Los recordaré con cariño por el papel que desempeñaron en mi vida.
Luego, los guardaré y haré espacio para los nuevos".
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