Si nuestro ojo está puesto en el afuera, serán los otros quienes decidan cómo hemos de sentirnos, pero si somos nosotros quienes estamos en control, sabremos cómo cuidarnos y elegir lo que nos conviene.
Sólo cuando puedas ayudarte a ti mismo estarás en condiciones de ayudar a los demás. Necesitas ser el dueño de tu mundo emocional. Tu bienestar no dependerá del trato que recibas de los demás, o que otros te digan que es lo que debes de hacer, no dejes que nadie tenga control sobre ti, se tu misma todo depende del valor que tú sepas darte.
Ninguna otra persona tiene el poder de hacerte sentir mal a menos que tú le des permiso para que lo haga.
Todos los sentimientos que creamos se originan dentro nuestro, pero así como nacen pueden ser modificados y, si no nos sirven, desechalos, amar, querer, respetar, son decisiones que nos pertenecen. Es parte de nuestra naturaleza, de nuestra creación, la libertad de elegir.
¡No convirtamos a los otros en formadores de nuestras emociones! ¡No le otorguemos tal poder! Hoy más que nunca mereces decidir ser feliz.
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