La confianza puede ser uno de los conceptos más confusos. ¿En quién confiamos? ¿Para qué?
El aspecto más importante que afrontamos acerca de la confianza es aprender a confiar en nosotros mismos. Lo más dañino que nos ha ocurrido es que llegamos a creer que no podíamos confiar en nosotros mismos.
Habrá algunos que nos digan que no podemos confiar en nosotros mismos, que estamos fuera de base y fuera de onda.
Hay algunos que se podrían beneficiar de que nosotros no confiáramos en nosotros mismos.
El miedo y la duda son nuestros enemigos. La confusión es nuestra oponente.
La confianza en uno mismo es un regalo de curación que nos podemos dar a nosotros mismos. ¿Cómo la adquirimos?
La aprendemos. ¿Qué hacemos acerca de nuestros errores, acerca de esas veces en que pensamos que podríamos confiar en nosotros mismos pero que estábamos equivocados? Las aceptamos y de todos modos, confiamos en nosotros mismos.
Nosotros sabemos lo que mejor nos conviene. Sabemos lo que es mejor para nosotros. Si estamos equivocados, si necesitamos cambiar de opinión, se nos guiará hacia ello, pero únicamente confiado desde donde nos encontramos hoy.
Podemos buscar apoyo y refuerzo en otros, pero confiar en nosotros mismos es esencial. No confíes en el miedo. No confíes en el pánico. Podemos confiar en nosotros mismos, defender nuestra propia verdad , pararnos en nuestra propia luz. Ahora la tenemos. Tenemos toda la luz que necesitamos para el día de hoy. Y la luz de mañana se nos dará entonces.
Confiemos en nosotros mismos y sabremos en quién confiar. Confiemos en nosotros mismos y sabremos qué hacer.
Cuando sintamos que no podemos confiar en nosotros mismos en forma absoluta, confiemos en que Dios nos guiará hacia la verdad.
"Dios mío, ayúdame a dejar ir el miedo, la duda y la confusión, los enemigos de la confianza en uno mismo. Ayúdame a seguir adelante en paz y confiado. Ayúdame a crecer en confianza en mí mismo y en Ti, un día a la vez, una experiencia a la vez"
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