Podemos luchar y discutir con nosotros mismos acerca de la realidad y la validez de nuestro dolor, nuestro derecho a sentirlo y hacer algo al respecto. A menudo toleramos demasiado o tanto que nos volvemos furiosos y nos negamos a tolerar más.
Podemos aprender a desarrollar una tolerancia saludable. Hacemos eso fijando límites sanos y confiar en nosotros mismos para poseer nuestro poder con la gente. Podemos disminuir nuestro dolor y sufrimiento validando y prestando atención a nosotros mismos. Podemos trabajar para acortar el tiempo entre identificar una necesidad de establecer un límite y tomar una acción clara y directa.
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