Las rupturas de pareja muy a menudo
son inevitables. Unas veces, el amor muere sin razón: simplemente era un
viajero que decidió acompañarnos por un tiempo y después de cumplir su labor,
se despide de nosotras.
Pero en otras oportunidades, el amor
no muere, es nuestro amado quien impiadosamente lo asesina con cada grito,
indiferencia y acción que nos lastima…
El dolor se hospeda en nuestro corazón
y con el pasar de los días, el amor agoniza en nuestros brazos sin que nosotras
podamos hacer nada por verle respirar de nuevo. Impotentes, nos quedamos en el
suelo contemplando lo que alguna vez fue esplendor y hoy nos llena de
tristezas, pero después de tantas lágrimas, nuestros ojos por fin se lavan y
podemos ver la realidad. Al
fin, después de que el agua mojara nuestra alma, hemos despertado de ese vano
sueño que nos hacia dormir placenteramente en medio de las pesadillas.
Nuestro amor era tan grande que
solíamos olvidarnos de lo que alguna vez quisimos para nosotras mismas. Siempre
le perdonábamos y justificábamos todo, pero ahora notamos todos
esos errores que antes minimizábamos por el encantamiento del amor: sus faltas de atención y detalles, sus malos humores, sus
silencios, sus palabras necias… En definitiva, él ya no era el hombre del cual
me enamore.
No se trata de que busquemos
culpables por lo que ya pasó. De lo que se trata es de buscar alternativas para
sanar un corazón que ha sido desgarrado por la tristeza de un mal amor.
No te aferres a un hombre que no
existe, no hay segundas oportunidades para un hombre moneda: nos muestra su
cara para enamorarnos y tenernos con él; pero cuando siente que estamos
“seguras” en su vida, nos muestra su sello y nos convierte en basuras que puede
tratar como se le antoje.
¡No! ¡Nosotras
merecemos más! Y así amemos a alguien o lo que algún día fue de él, así tengamos
ese fuerte sentimiento palpitando en nuestro pecho, no acabemos con nuestra
dignidad, siempre habrá fuerza para decir: “¡sin ti mi vida es mejor!” No
esperemos un cambio de quien nunca va a hacerlo. Quienes quien debe cambiar
somos nosotras mismas y debemos empezar por sacar de nuestro mundo a quien sólo
nos ocasiona llanto.
El amor verdadero
jamás daña, ¿por qué crees que ese ser
te lastimó? No fue porque te amaba, sino porque nunca lo hizo.
Aun es tiempo de
recuperarnos a nosotras mismas, ¿crees que eres valiosa? ¿Sí? ¡Entonces
demuéstralo!
“ÁMATE
MUJER, TÚ MISMA ERES EL INICIO DE UN AMOR VERDADERO”
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