Perdonar es mucho más grande que
un olvido, se perdona no porque ya no tenga la herida abierta. Sí perdono es
porque puedo ver más allá de mi dolor inclusive creer que aquel que
hirió, que hizo daño , pueda cambiar y ser mejor ,y que ya
no tenga que sufrir la misma herida y que no tenga que pasar por la
misma desolación . Pues el perdón es la más genuina manifestación
de la presencia Divina en el corazón humano.
El Perdón no es ver las cosas como si no
hubiesen sucedido, es más bien ser consciente de haber sido herido y maltratado pero
definitivamente no creer en el maltrato.
El Perdón genuino nace siempre del Amor de
Dios que fortalece al hombre y lo convierte en el Amor mismo, y no porque
soy masoquista, no por el tamaño de la herida física, moral, psicológica, superficial,
permanente sino porque el Perdón es la voluntad de Dios que llama a la
conciliación y a la paz de aquel que ha cometido el daño, aquel que es el
actor, y el conductor del mal.
Este es el perdón,
tú me hieres pero yo te llamo al Amor para que tú seas diferente, y
realices en ti que no hay razón para la violencia. Y sí tú me heriste eres
libre del mal primordial.
El perdón es la vocación a un perdón aún más grande,
hace que Dios se haga presente en el corazón de cada uno de nosotros, por eso
perdonar es realmente superior, es renacer, transformar y elevarse por encima
de todo conflicto.
Así
entonces, víctima y victimario dejan de ser abusado y abusador y entonces
pasaran todas las sombras, porque el perdón es siempre la esperanza en el Amor.
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