La verdadera amistad es
uno de los más grandes tesoros que muy pocas veces se puede tener; en
la adolescencia y durante los años maduros, los sentimientos de amistad
son muy intensos ya que muchas veces confíamos nuestros secretos y pasamos los
mejores momentos con nuestras amistades, incluso lo que no hacemos con nuestros
familiares. Es por esto que la lealtad, la comunicación, el apoyo y la
fidelidad juegan un papel muy importante dentro de una relación amistosa.
Durante la niñez y la adolescencia las amistades están en una etapa de
exploración y consolidación, con cierta frecuencia suelen ser fugaces pues se
viven muchas emociones y se experimentan muchos cambios, a veces llevados por
impulsos. Cabe mencionar que muchas veces durante la adolescencia somos
posesivos con los amigos y parejas, lo que impide que las relaciones maduren y
se desarrollen poco a poco, esto nos lleva muchas veces a perder amistades que
pudieran haber sido valiosas y duraderas.
Con el tiempo se forman buenos amigos.
Nos lleva tiempo descubrir qué cosas tenemos en común con una persona y si
podemos entablar una conversación o pasar un momento agradable; pero la amistad
no es solamente pasar momentos agradables, es también saber con cuanta
confianza nos sentimos al contarle cosas confidenciales o íntimas, así como
cuanto estamos dispuestas a escuchar y guardar sus secretos como propios.
En la amistad hay lealtad y honestidad.
La honestidad y la lealtad son los dos pilares que sostienen una verdadera
amistad y muchas veces y dependiendo de las circunstancias, es necesario decir las cosas frente a frente por
dura que sea la verdad. Hacerlo no nos hace frías o insensibles, pero sí nos
hace leales a una amiga a quien se le aprecia y se le quiere de corazón.
La verdadera amistad es sometida a prueba.
También debemos tener presente que como humanos estamos expuestas a cometer errores, eso mismo nos debe servir para aceptarnos tal cual somos, sin olvidar que una amistad por muy profunda y verdadera que sea, siempre tiene sus altibajos. Sin embargo son los momentos de dolor, frustración y de angustia los que nos demuestran cuando una amistad es sincera.
Un amigo verdadero no es quien te halaga cuando estás triunfando, sino
el que está a tu lado para celebrar tus triunfos, así como también para darte
la mano en tus caídas.
La verdadera amistad es un gran tesoro.
Recuerda que la importancia no está en cuantos amigos tenemos, pero si está en
saber distinguir quienes son los verdaderos amigos, que están y que estarán a
través del tiempo y la distancia, hay amigos ocasionales, amigos
circunstanciales y amigos que se quedan por siempre en nuestra vida, como bendición
divina.
Cuida, ama, aprisiona la amistad contra tu pecho, llora y ríe con un
amigo, enjuga sus lágrimas y guarda tus palabras cuando necesita silencio.
“UN AMIGO ES LA PERSONA QUE
NOS MUESTRA EL RUMBO
Y RECORRE CON NOSOTROS
UNA PARTE DEL CAMINO”
FRANCESCO ALBERONI
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