Un amor atado es un amor
que no fluye y por lo tanto susceptible de morir.
El amor es una energía que
requiere vibrar y recorrer el mundo; no nace para estar estancado a los miedos
de quienes lo sienten; tu oportunidad de estar con ese hombre que te ama es
única e irrepetible, no nubles tu cielo. Ama.
Si sientes miedo no estás amando; estás enfocando tu energía en el miedo y eso
mismo creas para tu vida. Disfruta tu momento, el sabor del encuentro.
Vive
cada día con fluidez emocional, despréndete de las situaciones que sólo te
esclavizan, la libertad es el estado más ambicioso y de paz que puedes anhelar.
El amor es para sentirse y no para sufrirse. Cuando sufres no estás amando, estás
parada en el miedo, aunque resulte extraño leer lo que escribo, y difícil de
entender, es cierto. Cuando tenemos miedo no estamos amando, estamos teniendo
miedo. El amor y el miedo no van de la mano, se excluyen uno al otro.
Vive
en armonía, soltando lo que te detiene, liberando el pasado, asumiendo tu
presente; admite la belleza de lo que te rodea, y aprende a ver a los ojos de
los demás, confía, entrega tu corazón y disfruta al 100%.
¿Te has puesto a pensar
alguna vez, cómo se siente ese hombre que despersonalizas para convertir en objeto de tu amor? Quizás piensas que
halagado; pero con el tiempo te darás cuenta que sólo lo asfixias.
Quién
posee lo hace por el miedo a perder; y sin conciencia alguna emprende el
mismo viaje que no desea para su relación.
A
ningún ser humano emocionalmente saludable le gusta sentir “pertenencia” a
otro; todos reclamamos nuestra libertad y soberanía; tal vez el punto más
importante del amor es que cada quién elige estar con cada cual y que se da por
elección y no por “compra”, “dominio”, o “propiedad”.
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