Las mujeres solemos enamorarnos de los pies a la
cabeza, de este a oeste, y de norte a sur, con
todos los huesos, la piel, los sentidos; con todo lo bello, con lo que evitamos
ver; profundamente y muchas veces loca y ciegamente.
No
sé si este enamoramiento es un atributo o un error; cada quién lo sabrá según
sus propios resultados… pero ahora concentrémonos en aquella famosa frase que
tantas veces tus labios han pronunciado: “te
necesito para vivir” o
simplemente, “te necesito”.
¿Cuántas
veces lo has dicho? Tal vez muchas. Y una y otra vez, “te necesito”. Pronunciamos
las palabras sin tomar conciencia de los mundos que creamos con ellas,
aceptamos que el lenguaje es sólo palabras, y que a las palabras se las lleva
el viento, pero atención: las graba el inconsciente.
Cuando dices “te necesito” le comentas de paso a tu cabecita, que ese otro que
te falta, te falta de forma
imprescindible, que sin ese ser no puedes vivir, y como el cerebro no distingue
lo poético de lo real, lo ficticio de lo fáctico; te cree. Y entonces tú misma
pierdes credibilidad para seguir adelante.
Cuando
necesitamos algo, estamos diciendo que sin eso otro estamos mutiladas,
carentes, escasas y vacías.
Sin
embargo, la mayoría de nosotras, necesita pocas cosas. Y aun así, la mayoría
vivimos en la escasez, añorando
lo que creemos necesitar, cuando
en realidad no necesitamos nada.
¿Qué cosas necesitamos?
Necesitamos del aire para vivir, necesitamos comer y dormir. Ahora bien no
necesitamos comer caviar o dormir en una cama de agua con un hombre musculoso
de 1.85 y de ojos verdes; eso nos “gustaría”, “nos encantaría que nos
sucediera” pero si no sucede seguimos vivas igual.
A quien
necesitas es… ¡a ti misma!
Y en el plano de lo relacional, la única persona que necesitas para vivir, eres tú. Tal vez resulte poco romántico, pero es la realidad. Sin ti no hay historia para ti. Tú eres quién se necesita. No busques que otros carguen contigo, o responsabilices de tu felicidad a los demás; esos son pretextos; tú vida es tuya, y de nadie más. La puedes compartir; pero sigue siendo tuya.
Y en el plano de lo relacional, la única persona que necesitas para vivir, eres tú. Tal vez resulte poco romántico, pero es la realidad. Sin ti no hay historia para ti. Tú eres quién se necesita. No busques que otros carguen contigo, o responsabilices de tu felicidad a los demás; esos son pretextos; tú vida es tuya, y de nadie más. La puedes compartir; pero sigue siendo tuya.
Un “te necesito” no es un halago,
es una carga.
Empieza a cambiar tu vocabulario para abrir tu mente, y sentirte libre.
es una carga.
Empieza a cambiar tu vocabulario para abrir tu mente, y sentirte libre.
Muchas
veces las personas creen que un “te necesito” es un halago, pero si lo
observas, es un “gran peso”; que el otro te necesite o que tú necesites;
implica que solos o por sí mismos no pueden; y el recibidor del halago se
transforma en el bastón para seguir.
Hay
mejores formas de expresar amor que con un “te necesito”:
Si
quieres manifestar tu amor con una frase que exprese la gratitud de tu amor,
dile “me gusta compartir la vida contigo”, “me agrada coincidir contigo en esta vida”, “me siento plena contigo, “me da gusto haberte
conocido”, me haces muy feliz tenerte a mi lado y compartir cada instante.
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