A veces establecemos relaciones sin
percatarnos de lo que nuestra pareja realmente desea. Nos ilusionamos pensando
que nos ama, nos quiere, desea y que le gustaría pasar toda su vida a nuestro
lado… y en otras ocasiones, parece pasar de nosotras, como buscando deshacerse
de nuestra compañía hasta que luego una vez más nos vuelven a hacer creer que
nos aman y quieren estar con nosotras.
Son falsas señales de humo, señales que no estamos sabiendo
interpretar bien.
Resulta sensato reconocer que muchas veces cuando nuestro corazón vive
en constante dramatismo y tendemos a ver torrentosas fuentes de agua en los más
áridos desiertos. Pero no siempre nos ponemos la venda a causa de nuestras
falencias afectivas, hay personas que se encargan de ayudarnos en la tarea para
después, como si fuesen una especie de Poncio Pilatos, “lavarse las manos”
de toda responsabilidad en lo acontecido.
Estas personas han encontrado a alguien que se ha tornado “débil” ante
ellas y se han aprovechado de ello. Por eso un día dicen “necesitarte” y al otro no, un día eres
“importante” y al otro no quieren saber de ti, un día te llaman y al otro te
ignoran, un día te dan la mano y al otro lo único que ves es su espalda, un día
quieren ser tu pareja y al otro simplemente amigos. Te sumerges en un sube y
baja de emociones que termina por dejarte con un hueco en el alma, te has
convertido en un juego para la otra persona y te sientes usada.
Se tiene la ilusoria y falsa creencia de que “cuanto más bravo el toro,
mejor es la corrida”, ello lo que evidencia es que a veces nuestra pareja
resulta ser un “trofeo” que cuanto más inalcanzable se torne, mejor; no por el
amor que sentimos, sino por el “reto” que impone. Pero el verdadero amor no es
así, el verdadero amor no escala montañas por la dificultad del ascenso,
sino que se fija en aquel paisaje que contemplaría con beneplácito a cada
instante. El amor de madre es un ejemplo de entrega de amor sin
condiciones y no por ello lastimamos al ser que nos dio la vida.
Pero en cuestiones de pareja, el hecho de que nos regalen amor sin que
hayamos hecho mucho esfuerzo por ganarlo, nos lleva a pensar que “tenemos el
control” sobre la otra persona y por ello la lastimamos y nos convertimos en
jugadores expertos que se cubren la espalda con el dolor de quien nos ama, pues
pensamos que no hemos obligado a nadie a hacer nada… “¡Allá él o ella si le dio por enamorarse de mí!”
Las personas que se entregan sin condiciones
caen en un “grave error”: amar sin pedir nada a cambio, recibiendo apenas unas migajas de atención y esperando pacientemente que un día logren ser
amadas. Sin embargo, ello no pasa de unas “falsas señales de humo”, de
muestras de afecto sin sentido, de indicadores y acciones que hacen pensar algo
que al final resulta no ser, no existir.
Hay personas que viven jugando al vaivén de las circunstancias, al “no
me quedaré sin pareja” y por eso buscan a alguien que les acompañe
provisionalmente, ello, sin comprometerse mucho, pues lo que buscan es una
relación sin futuro. Sucede que en muchos casos, después de entregar todo
nuestro ser, somos recibidas con un rechazo que no esperábamos pues nos habían
dado mensajes que nos hacían entender cosas diferentes a una despedida.
De aquí en adelante, lo más sensato que podemos hacer es alejarnos de
estas personas que, aunque sean excelentes seres humanos, han fallado en algo:
te han envuelto en una atmosfera de confusiones a base de sus omisiones y deseos pasajeros, y han
perforado tu alma con interrogantes que se han convertido en enormes rocas de
tu camino.
Mereces más. Lo mereces todo. Echa mano del trozo de dignidad
que te queda y retírate de la batalla antes de salir más herida. No te
conviertas en un inalcanzable trofeo, no lo has sido y tampoco quieres serlo
para que alguien te ame y te valore de verdad. Tú eres lo más importante y
debes aceptar que el mejor regalo que te puede dar una persona que no te ama ni
te respeta es irse de tu vida. Si el destino quiere que regreses con una
persona de estas, pues que él mismo se encargue de unirlos. Tú ya has hecho
demasiado por una relación que no sabes si existe. Dedícate a vivir, un día
todo llegará a ti, sal del juego, a veces es mejor perder unas cuantas partidas
que perder toda la ronda.
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