Internet nos brinda la oportunidad de viajar por el mundo conociendo nuevos lugares y amistades que sin los recursos económicos necesarios para hacerlo físicamente no nos sería posible.
Es una herramienta que nos ayuda a conocer nuevas personas, intercambiar ideas, reencontrarnos con viejos amores… y familiares a quienes no vemos desde hace años. En fin, Internet es un éxito total.
La soledad y la falta de amigos nos impulsan a veces a relacionarnos con personas de distintos países y culturas a través del Internet. Sin embargo, el escepticismo y la falta de confianza provoca que mantengamos la distancia, por que como dice el refrán: “Caras vemos, corazones no sabemos.” Algo muy natural y lógico ante las experiencias negativas que hayamos vivido.
Es cierto que a través de un monitor no podemos conocer totalmente a la persona con quien conversamos, pero a medida que compartimos esos minutos de charlas podemos tener un perfil más claro de ella, aunque las palabras en sí no son suficientes. Basta también que haya algo de confianza y se compartan cosas en común. De igual forma, tiene que haber sinceridad y empatía. Estos factores en conjunto con otros son los que darán forma y fortalecerán las relaciones interpersonales, no importando si es a través de la distancia o en la cercanía.
No todas estamos dispuestas a brindar ni a recibir amistad por Internet. Seamos realistas. El que tengamos una conversación amena e interesante en la mayoría de los casos y que compartamos muchas cosas en común, no significa que esa persona goce de nuestra simpatía y viceversa. Mas bien, es cortesía. ¿Pero cómo saberlo?
Son pocos los amigos verdaderos… aquellos que nos sirven de apoyo en momentos de crisis y los que comparten nuestros logros y alegrías, los que siempre están pendientes de cómo nos sentimos hoy, los que nos dicen las verdades que nadie nos ha dicho, los que se dedican a leernos sin opinar cuando necesitamos desahogarnos con alguien pero no queremos que nos regañen, los que se dedican a alegrarnos nuestros días grises…
¿En realidad puede existir una amistad verdadera por Internet sin perseguir otros fines? ¿Vale realmente la pena?
Hay quienes piensan que sí… otros dicen que no es posible. ¡Aquí hay de todo como en botica! Las opiniones y las experiencias son variadas.
Se ha demostrado que la amistad sí puede ser sincera, genuina, transparente, así como la amistad de aquellos que conocemos y con quienes compartimos diariamente a nuestro alrededor. Y no importa la distancia, la amistad, en su esencia, puede perdurar a través de los años, porque su base ha sido la confianza, el mutuo respeto y la comunicación efectiva. Sin embargo, no todo es color de rosa, pues también existe, como todo, la otra cara de la moneda. Mucha gente está llena de prejuicios y conflictos internos. Otros se ponen barreras; otros desconfían hasta de su sombra así como de la gente que le rodea. ¡Y no es para menos! El uso del Internet se presta para muchas cosas, es cierto. La gente disfraza sus sentimientos para bien o para mal. Es muy difícil descifrar lo verdadero de lo falso. ¡Y cómo duele saber que lo que aparentaba ser honesto, confiable, no era nada más que una pantalla que ocultaba otras intenciones! Otros, se burlan en nuestras narices sin que nos demos cuenta. Lo mismo pasa con los que dicen llamarse nuestros amigos, los que tenemos cerca. No existen grandes diferencias en estos casos y a pesar de todo, el sentimiento es el mismo.
Es lindo tener amigos, ya sea en la distancia o que estén con nosotras siempre. Queda de nosotras ejercer nuestro propio criterio…
¡La amistad traspasa barreras y abre puertas!
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