Se acabaron los tiempos en los que los hombres lograban recluirnos entre
las paredes del hogar, sólo destinadas a cocinar, servir en el hogar, estar al
cuidado de los hijos y al capricho del hombre.
Esos tiempos pasaron, no por compasión a nosotras sino por méritos
propios.
La mujer moderna ha demostrado estar a la altura de todo cuanto se
proponga. El hogar, la oficina o cualquier lugar: Si una mujer quiere,
puede, pues está sobradamente capacitada.
Desde tiempos atrás la mujer era un objeto solamente para el hombre. Vivía
enfrascada en el hogar, era para todos invisible, pues desde que nacía
estaba predestinada a vivir encerrada entre muros de cristal, pues su vida
transcurría entre trastos, niños y limpieza.
La mujer de antaño dependía exclusivamente del hombre, su hombre,
el amo y patrón del hogar quien no veía en ella el valor que tenía, pues
ella para él era simplemente la que atendía ese hogar que él le prodigaba…
El verdadero valor de la mujer ha quedado desvelado al
mundo: Hoy en día, la mujer, es decir, tú, mujer que lees
esto… te has ido dando ese valor que te mereces, has ido sacando fortaleza con
el paso del tiempo, y llevada de la mano de la modernidad te has vuelto
indispensable ante el mundo.
Ya no tienes que vivir encerrada entre esas cuatro paredes, porque
tienes ante ti todo un mundo de posibilidades para salir adelante por ti misma…
Hoy tienes el derecho y la valía de ostentar cargos que antes sólo estaban al
alcance de los hombres, pero que ahora van en equidad de la mano del sexo
femenino, algo logrado por
mérito propio.
Date cuenta de la grandeza de ser mujer, date cuenta lo
inmenso del potencial que llevas en ti: eres inteligente, bella, llena de
fortaleza y sobretodo tienes en ti esa inmensa capacidad de dar amor sin
esperar a recibir nada a cambio, sólo porque sí… sólo por el simple hecho
de ser mujer.
© Autor: Shoshan.
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