Otras son menos evidentes y mucho más sutiles. No son tan conocidos ni
tan repudiados. Son los abusos que consisten en golpes al corazón, a la
integridad de mujer, a las emociones. Maltrato psicológico emocional.
Igualmente repudiable y muy grave.
Cuando se habla de maltrato contra la mujer, muchas personas no logran
comprender cómo alguien puede soportar que la maltraten y proclaman “A mí,
como mujer me darían el primer golpe, pero jamás un segundo”. Pero, ¡qué fácil es decirlo!
La vida se encarga de ponernos en lugares y situaciones que jamás
hubiéramos imaginado, a muchas mujeres no nos llegan a dar un golpe físico,
pero existe otra clase de abuso que muchas veces es peor, porque como es bien
sabido que los “moretones” cambian de color y eventualmente desaparecen, ¿pero acerca de los moretones en el corazón esos
raspones emocionales que se quedan agazapados en nuestros sentimientos y mente?
Hay maltratos que no son físicos. En algún momento, todas o por lo
menos la mayoría de las mujeres hemos sufrido desde algún simple zarandeo,
hasta un fuerte golpe físico; las que nunca lo hemos experimentado en carne
propia, nos cuesta aceptar que de sufrir de ese fenómeno hubiéramos ocultado
los golpes físicos y hubiéramos aguantado como cualquiera de las víctimas de
malos tratos, porque antes del golpe físico hay muchos otros golpes que sin
siquiera levantar una mano o mover un dedo, se encargan de golpear
nuestra integridad emocional.
Aunque históricamente hoy en día denunciemos más que antes, existe un
tipo de maltrato que no se denuncia, se ignora o se pretende ignorar como si no
existiera, como si nadie lo sufriera, es ese maltrato que va más allá del dolor
corporal; ese maltrato que tarda más y que muchas veces no llega a cicatrizar
porqué las heridas no son visibles. Ese maltrato que no se ve pero se
siente, ese maltrato que muchas veces no se llega a identificar hasta que toca
lo más recóndito de nuestras emociones, de nuestra dignidad, sería un poco más
que difícil hacer un balance para determinar cuál de los dos maltratos es peor,
porque regularmente los dos van paralelos dañando poco apoco le integridad
emocional y física de quien lo sufre.
Pero, ¿por qué escribir tan seguido de esto, porque hablamos ayer y
hablamos hoy sobre lo mismo? La respuesta es sencilla, porque es necesario
que las mujeres vivan alertas de lo que muchas veces ocurre en el hogar sin que
ni siquiera lo noten, por la sutileza con que es infringido por parte de
la pareja, esa forma tan sutil de hacerle creer a la mujer, que no vale nada,
de anularla, de minarle sus capacidades:
·
“No
tienes que salir a trabajar, para eso estoy yo.”
·
“No
necesitas de amistades que te mal aconsejen.”
·
“No
tienes que ver a tu familia muy seguido, no tienen porqué enterarse de nuestros
problemas.”
La mujer que antes pensó “me cuida mucho, está pendiente de mí”
desarrolla frustración por inconformidad de no poder desarrollarse y todo ese
cúmulo de sentimientos negativos que se convierten poco a poco en un infierno,
que van escalando y subiendo de tono con palabras fuertes e insultos de parte
de su pareja.
·
Eres una
inútil, no sabes hacer nada.
·
Estás muy
gorda, no te pareces en nada a quien conocí.
·
Ya nada
te queda bien.
·
Estoy
contigo por lastima.
·
Nadie más
te va a querer.
·
Vives sin
hacer nada, sólo esperando que te traigan la comida a la boca.
·
Tú tienes
la culpa de lo que pasa.
·
Eres una
loca.
Sin llegar a enlistar insultos y ofensas que por razones obvias no se
pueden mencionar, muchas veces se cree que los episodios de abuso y
maltrato quedan en el olvido con un simple, “te amo, por eso quiero que
mejores”.
Sin embargo en cualquier momento y sin que te des cuenta, los insultos
reaparecen de nuevo cada vez más hirientes que te atacan con más fuerza y te
hacen temblar, haciendo que tus movimientos y palabras se limiten, tienes miedo
a despertar su cólera por cualquier cosa, en no gustarle o simplemente de
ofenderle, nunca estás cómoda en su presencia, no eres tú y haces todo por “no
fallarle hoy”.
Si estás leyendo esto y piensas:
·
“Este
tema me viene como anillo al dedo”.
·
“Me
identifico con este tema, porque estoy pasando por esa situación”.
·
“Parece
que cada tema lo escriben para mi”.
Entonces eres una persona maltratada y no mereces serlo, repite
para ti misma constantemente “no lo merezco” repítelo y aparecerá la
fuerza que necesitas para cambiar tu vida ¡Decide
ayudarte!
Ayúdate a ti misma, despierta, abre tus alas, porque ninguno más lo hará
por ti.
© Autor: Amanecer
cautiva del amor.
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