Parte de la recuperación significa aprender a
compartirnos con otras personas. Aprendemos a admitir nuestros errores y a
exponer nuestras imperfecciones, no para que otros nos arreglen, nos rescaten o
sientan pena por nosotros, sino para que podamos amarnos y aceptarnos a
nosotros mismos. Este compartir es un catalizador para la curación y el cambio.
A muchos de nosotros nos da miedo compartir nuestras
imperfecciones porque eso nos hace vulnerables. Algunos de nosotros hemos
tratado de ser vulnerables en el pasado, y la gente trató de controlarnos, de
manipularnos, o de explotarnos, o nos hizo sentir avergonzados.
Algunos de los que estamos en recuperación nos hemos
hecho daño siendo vulnerables. Podemos hacer compartido muchas cosas con gente
que no respetó nuestra confianza. O podemos habérselas dicho a la gente
equivocada en un momento inadecuado, y la asustamos y se alejó.
Aprendemos de nuestros errores, y a pesar de nuestros
errores, sigue siendo bueno que nos permitamos ser vulnerables y honestos. Podemos
aprender a elegir gente segura con quien podamos compartir. Podemos aprender a
compartir adecuadamente, para no asustar o alejar a la gente. También podemos
aprender a dejar que los demás sean vulnerables con nosotros.
"Hoy, Dios mío, ayúdame a aprender a ser
adecuadamente vulnerable.
No dejaré que los demás me exploten o me avergüencen
por ser vulnerable,
y yo no me explotaré a mí mismo".
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