Tomamos en cuenta nuestras responsabilidades para con otras personas, porque esto es lo que hace a la gente responsable. Pero también sabemos que nosotros contamos. Tratamos de eliminar los “debo de” de nuestras decisiones y aprendemos a confiar en nosotros mismos. Si nos escuchamos a nosotros mismos y a nuestro poder superior, no seremos engañados. Darnos lo que necesitamos y aprender a vivir en forma autodirigida requiere de fe.
Necesitamos fe suficiente para proseguir con nuestra vida, y necesitamos hacer al menos algo pequeñito a diario para empezar a ir hacia adelante.
A medida que aprendemos a preocuparnos por nuestras necesidades y a satisfacerlas, nos perdonamos a nosotros mismos cuando cometemos errores y nos felicitamos a nosotros mismos cuando hacemos bien las cosas. No sentimos tanta congoja cuando hacemos algunas cosas pobremente y otras más con cierta mediocridad, pues eso es también parte de la vida. Aprendemos a reírnos de nosotros mismos y de nuestra humanidad, pero no reímos cuando necesitamos llorar. Nos tomarnos en serio, pero no demasiado en serio.
Finalmente, podernos incluso llegar a descubrir la sorprendente verdad: pocas son las situaciones en la vida que no mejoran cuando nos preocupamos por nosotros mismos y cuando nos darnos lo que necesitamos. De hecho, podemos aprender que la mayoría de las situaciones mejoran cuando cuidamos de nosotros y atendemos nuestras necesidades.
(Melody Beattie de su Libro Ya No seas Codependiente).
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