En
último término, penar por nuestras pérdidas significa someternos a nuestros
sentimientos.
Tantos
de nosotros hemos perdido muchas cosas, hemos dicho muchas veces adiós, hemos
tenido muchos cambios. Podremos detestar las mareas del cambio, no porque el
cambio no sea bueno, sino porque hemos tenido muchos cambios, muchas pérdidas.
A
veces, cuando estamos en medio del dolor y de la pena, nos volvemos miopes,
como los miembros de la tribu que nos muestra la película África mía. "Si
los meten en la cárcel," dijo uno de los personajes, describiendo a esta
tribu, "se mueren". "¿Por qué?", Preguntó otro personaje.
"Porque no pueden captar la idea de que algún día saldrán de ella. Piensan
que es algo permanente, así que se mueren."
Muchos
de nosotros tenemos mucho por qué penar. A veces empezamos a pensar que la
pena, o el dolor, es un estado permanente. El dolor cesará. Una vez que lo
sintamos y lo liberemos, nuestros sentimientos nos llevarán a un lugar mejor
que donde estábamos cuando empezamos. Sentir nuestros sentimientos, en vez de
negarlos o minimizarlos, es como nos curamos del pasado y nos movemos a un
futuro mejor. Sintiendo nuestros sentimientos es como los dejamos ir.
Podrá
dolernos un rato, pero la paz y la aceptación están del otro lado. De modo que
es un comienzo.
"Dios
mío, ayúdame a admitir mis finales y a terminarlos para que pueda estar listo
para nuevos comienzos".
(Melody
Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós)
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