No tenemos por qué limitar nuestras fuentes de amor. Dios y el universo tienen cantidad ilimitada de lo que necesitamos, incluyendo amor.
Cuando estemos abiertos a recibir amor, empezaremos a recibirlo. Éste puede provenir de lugares sorprendentes, como nuestro interior.
Estaremos abiertos al amor y consciente del amor que está y ha estado ahí siempre para nosotros. Sentiremos y apreciaremos el amor de los amigos. Nos percataremos del amor que nos vienen de nuestra familia y lo disfrutaremos.
Estaremos listos para recibir amor también en nuestras relaciones amorosas especiales. No tenemos por qué aceptar el amor de gente que no es segura, gente que nos podría explotar o con la que no queremos tener relaciones.
Pero hay mucho amor del bueno a nuestra disposición, de amor que nos cura el corazón, que cubre nuestras necesidades y que nos hace cantar el alma.
Nos hemos negado a nosotros mismos durante demasiado tiempo. Hemos sido mártires demasiado tiempo. Hemos dado mucho y nos hemos permitido recibir muy poco. Hemos pagado nuestras deudas. Es tiempo de continuar la cadena de dar y recibir permitiéndonos a nosotros mismos recibir.
"Hoy estaré abierto al amor que me llega del universo.
Lo aceptaré y disfrutaré cuando venga".
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